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lunes, 16 de abril de 2012

Elogio del ridículo necesario. Cómo hacer dibujos facilitos de leopardo (3)

Dedicado a Efi, una almeriense-asturiana, malvadilla y encantadora, que quiso cotillear estas menudencias. Efi, espero que te rías un poco con estos garabatillos.  

Internet es una fuente de sorpresas, y a una parte considerable de los lectores de este blog les anima encontrar una forma de hacer dibujos facilitos de leopardo, o de mono, o de marella esplendens, pongan ustedes el caso. Yo me conmuevo con estas inquietudes plásticas, escribo tutoriales muy completos sobre el arte de dibujar un felino, escribo tratados incluso acerca de este importante asunto como éste y éste, y veo que la inquietud no cesa. Que se acerca cualquier función escolar, ó carnaval, ó halloween, ó fin de curso...y las peticiones sobre bocetos fáciles, cómodos y rápidos de cualquier bicho peludo, moteado o multilobulado se multiplican. No quiero con ello decir que los amables lectores que consultan estas líneas quieran hacerle un disfraz rapidito al niño ó solventar el dibujo del animalito que haya pedido la maestra, no, yo sé que lo que prima es el interés artístico y que la periocidad de estas peticiones es mera coincidencia.

Es aquí donde tengo que dar una dura noticia. No hay forma de hacer un dibujo facilito de leopardo, ni de iguana, si no te has hecho unos quinientos dibujitos similares anteriormente. Pero por lo general a partir de esa cifra salen con mucha soltura, esta es la parte buena.

Lo sé porque lo he probado con mis propias manitas. El primer dibujo de leopardo que hice fue una chapuza bastante ridícula. Pero si no lo hubiera hecho, me seguirían quedando quinientos dibujos por hacer para conseguir algo.
Como buena mujer, para colmo educada en un colegio de monjas, le temo mucho al ridículo. De niñas tenemos una facilidad innata para captar las normas que imperan en los sistemas estructurados, leáse colegios, y hacerla nuestras. La disidencia de este sistema de reglas, ya sea de las impuestas por el equipo docente o las más sutiles del grupo de compañeras se castiga duramente haciendote quedar en ridículo, y si se insiste demasiado con cierta marginación. Para hacerme aprender estos delicados principios no escritos la genética me premió con una cabellera que no es capaz de igualarla ni Lennny Kravitz en un día de viento. Cuento pues con la solvencia que garantiza la experiencia, para afirmar que para las mujeres el ridículo no es fácil de llevar y que si alguien conoce un buen producto para cabellos foscos que no huela a peluquería soy toda oídos, ojos en este caso.
Volviendo al asunto del artículo, para dibujar bien sólo hay una regla que nadie puede saltarse, insistir. Repetir, repetir y repetir. Sobreponerse a las risas, sobreponerse al "ni lo intento, porque nunca lo voy a conseguir", sobreponerse a que una lista te diga que un leopardo que has hecho de cabeza se parece a un león (eso me ha pasado a mi), y que otra más lista aún te halague un rinoceronte diciendo que es un hipopótamo muy bonito (también me ha pasado). Y seguir. Siempre va a haber quien lo haga mejor que tú, siempre va a haber quien tenga más facilidad; eso hay que aceptarlo.

Para muestra del lepardo mutante y fofo que fue uno de los primeros esquema del dibujillo que pongo después.






jueves, 24 de marzo de 2011

Cómo hacer dibujos facilitos de leopardo (2)

La siguiente etapa fue empezar con el óleo. Para lo cual lo primero que hay que tener, según decidí, es un boceto interesante. Me costó bastante hacer este porque la imaginación la tengo muy perezosa, poco trabajada o tal vez exiliada en unas vacaciones permanentes. Cuando lo estaba terminando, una compañera de curso lo miraba con curiosidad; es el problema de tener que dibujar delante de otros, el lápiz deslizándose sobre el papel, el trazo que aparece, el movimiento de los brazos, la cara de ensimasmiento del garabateador, todo llama la atención. Y se quedan mirando fíjamente, no caen en que puede resultar muy molesto, como el que se inclina para atisbar el periódico que está leyendo otro. Por si esto no fuera poco, le pareció oportuno quejarse.
- Yo no entiendo qué es esto que estás haciendo.
Parece que había pensado que estaba realizando el espectáculo para su entretenimiento, y le había decepcionado.
Recuerdo el pelo corto, las gafas anchas y la cara de esperar que le explicara qué era eso. Pocas veces me han dejado tan fácil la réplica.
- Claro, es que no has debido oír nada sobre el surrealismo.
La boca dibujó una línea horizontal, los ojos se entrecerraron y se echó ligeremante hacia atrás. Eso le ha fastidiado, mejor. No volvió a dirigirme la palabra en lo que quedaba de curso. Mucho mejor.

Como mi confianza en la capacidad asesora de la profesora era y es nula, decidí comprar los materiales sin consultar.
Me compré un lienzo tableado por detrás sobre cartón, porque pensaba que facilitaría el trazado del pincel, que debía ser muy preciso. Un gran error.
La pintura no se secaba de una semana a otra, el cartón retrasaba mucho el proceso, esto me lo comentó un compañero de lo más majo. Después de muchas pruebas, cubrí con geso una parte, y en ese trozo por fin pude actuar libremente.
Pero lo cierto es que quedó mal, ni la mezcla de pintura y disolvente había sido muy buena, ni los colores resultaban convicentes. Tardé meses en terminarla. Aprendí bastante sobre cómo pintar fondos y pieles, pero fracasé rotundamente con la hojarasca. La enmarqué y la conservo, el trabajo que me dio.
Y las compañeras seguían animándome. "Acuarelas, dedícate a las acuarelas que se te dan muy bien". "Oh, si pintas tan bien los animalitos, seguro que puedes hacer algo con figura humana. Pero por qué sigues pintando bichos, si puedes hacer más". Yo a estas ya les había cogido cierto cariño. Qué iba a hacer sin su apoyo. Obviamente tener la moral más alta, pero ¿y las risas que me hubiera perdido?.



miércoles, 23 de marzo de 2011

Cómo hacer dibujos facilitos de leopardos

O cómo empecé a hacer dibujos facilitos de leopardos, elefantes y lo que se me ocurriera (con mayor o menor acierto).

Un día cualquiera me enseñan una esquela de Simon Combes. Mira, este hombre pintaba animales. ¿Qué?, ¿hay gente que vive de pintar animales?, y no tienen que buscar sobresueldo haciendo el típico dibujo a carboncillo de la foto del niño...
Leo la esquela, busco información sobre el pintor, y...es verdad. Vivía y muy bien de eso, de pintar animales con un estilo hiperrealista y lo que es más, lo hacía de cabeza.
Lo cierto es que para poder vivir de esto hace falta trabajar para el mercado angloguiri, aquí en España se valora más el carboncillo del mocoso. Pero...yo no vivo de pintar.
Pues vale, a ver si puedo hacerlo yo.
Y me apunté a unas clases de pintura que dan por aquí.
Me enfrento a una serie de problemas absurdos.
La profesora insiste en que dibujemos del natural ó traigamos una imagen para copiar...no, es que yo quiero inventarme lo que haga.
La profesora no es capaz de distinguir un hipopótamo de un rinoceronte...bueno, chica, tú empieza a dibujar a ver lo que te sale.
Intento dibujar un leopardo, me sale un león con con hidrocefalia y elefantiasis en la pata anterior derecha. Pues no se parece nada a un leopardo, me dice una compañera de curso. Hazlo tú, chica, que lo de hacer observaciones obvias a mi también se me da muy bien.
Cuatro meses después, 28 borradores y un boceto que por fin me convence, de unos guepardos, me planteo por fin, empezar a pintar. Pero no tengo óleos, tengo unos preciosos tubos de acuarela que me salieron más baratos y muchas preguntas que hacer.
La profesora no tiene ni idea de acuarelas, ni interés en darme ninguna indicación válida.
A estas alturas no me esperaba otra cosa.
Me bajo un tutorial estupendo de Sue Dickinson de cómo pintar bichitos a la acuarela. Me compro un cuaderno de din A4. Me entero de lo que es bueno, ponte a dibujar las manchas del guepardito con un pincel 0, 0.0.
Lo consigo, no me ha quedado tan mal.
La profesora me dice qué bonitos los leoncitos. La mujer tiene cierta gusto por las bobadas, y no voy a ser quien se lo eche a perder.
Se lo regalo a una amiga, que lo enmarca y lo cuelga. Qué subidón. Pues nada voy a seguir en esto de dibujar animalitos. Soy una pintamonas.
Y así es como empecé.
(Sí, ya no voy a esas clases).