Nota, 2 horas después de escribir el post. Acabo de enterarme de que H.L. es transgénero (lo cual es tan ambiguo que exige precisar que según parece, nació con sexo masculino y por su aspecto es bastante posible que haya tomado bloqueadores de la pubertad). Lo cual conecta con otro tema que he tratado a fondo en este blog-guadiana que resurge de tanto en tanto de la nada, el de la verdadera biología de los sexos frente a la retorcida narrativa woke. También se engarza con lo que digo sobre su aspecto efébico, y obviamente hay que descartar lo referente a que las hormonas femeninas la pueden llevar a vivir más su pubertad en tiempos posteriores; lo cierto es que las hormonas femeninas la llevarán a lo que la dosis que se inyecte periódicamente le permitan.
Como no tengo ganas de traer más cuestiones relacionadas con la biografía particular de H.L. a unas reflexiones generalistas sobre la superdotación... lo dejo así. ¿Querré en un futuro soltar algo sobre la aceptación de muchas familias de tradición intelectual de las teorías wokes, sin digerir ni masticar? Posiblemente. ¿Me interesará la visión de las matemáticas como remanso de paz efébico para cierto tipo de adolescentes? No lo creo. Me adentraré a buscar algo sobre lo que las matemáticas tienen que decir acerca de sus propias contradicciones sobre como tratan el infinito? Me atrae, pero sigo pensando que me llevaría demasiado tiempo.
Esto serán unas cuantas divagaciones escritas rápidamente para distraerme del asunto en el que estoy centrada últimamente, y es que eso de escribir un libro largo y serio sobre algo que ya sé que he desmentido tiene su contrapartida. No puedo evitar aburrirme al tener que revisitar tantos nombres y teorías que ya había explorado.
Bien, el tema de la semana por esta casa ha sido la superdotación. Claro, esto siempre comienza por una coincidencia, y esta ha sido que he visto una publicación muy ingeniosa y radicalmente simple de un amigo en la que desarma lo de que 0,999....... es 1, y por otro lado que he tenido conocimiento sobre la proeza de una chica de 17 años llamada Hannah Cairo, capaz de refutar una conjetura matemática formulada hace poco más de 40 años antes de entrar en la universidad. A nadie se le escapa que Hannah, de nombre divertidamente capicúa, es un talento para las matemáticas y superdotada intelectualmente, y sin pretender hacer comparaciones en lo referente a habilidades matemáticas, este amigo que he mencionado arriba también tiene rasgos de superdotación.
Hannah en la foto es exactamente lo que se espera que sea una chica con tanta capacidad y dedicación a las matemáticas, una adolescente espigada que aparenta un par de años menos de los que tiene (y esto no es baladí, iré al tema después).
Como ya andaba dándole vueltas al tema de qué es la superdotación, presté algo de atención a cómo describían esta... característica intelectual en el podcast en el que descubrí a Hannah. Y la psicóloga hizo una gran labor para diferenciar entre altas capacidades y superdotación, pero no concuerdo con algunas cosas que dijo sobre la personalidad de los niños y adolescentes superdotados.
Y es a esto a lo que iba. La superdotación es una característica poco frecuente (según quien lo cuente entre el 5% y el 1 por mil de la población es superdotada, y yo no me voy a molestar en consultar fuentes externas para ver cuál me parece más solvente, pero ahí dejo la cifra). La inteligencia general tiene un componente genético, de modo que algunas familias ineludiblemente ligadas también a un medio económico medianamente estable, dan un porcentaje por encima de la media de superdotados.
Hasta ahí todo fácil de comprender. Nature-nurture como siempre, nada nuevo bajo el sol. Pero cómo es la personalidad de un niño superdotado?, ¿qué rasgos puede presentar que hagan llamar la atención sobre sus capacidades? Y esto teniendo en cuenta que esa cualidad de "parecer superdotado" es mucho más importante para aquellos que no tienen familias... digamos familiarizadas con el concepto de superdotación (válgame la redundancia, voy deprisa). Porque en su entorno privado no se van a dedicar a fomentar su talento.
Como digo, aquí es donde discrepé con la psicóloga. Hizo bien la exposición de la operatividad interna de estas personas, con lo del pensamiento arborescente (un estímulo dispara conexiones en diferentes áreas), pero cuando llegó a la parte de cómo se las percibe en su entorno... se limitó a dar el estereotipo que ahora está de moda, de igual forma que hace muchos años se tenía en cuenta el estereotipo contrario. Es decir, que se centró en los niños que no se adaptaban bien al sistema escolar, que interrumpían en clase(cuelen aquí el espantoso palabro disruptivo que usarían tantos psicólogos y aficionados a algunas películas), que no sacaban buenas notas, que se aburrían, etc. De igual modo, hace muchísimos años se pretendía que los superdotados eran los que sacaban mejores notas y que comprendían todo rápido.
Ambas cosas son retratos robot muy exagerados, y que se centran tan solo en algunas características que puede presentar una niña o un niño con un c.i. de 130 o más. Y si solo nos fijamos en esos retratos robots vamos a tener unas expectativas que dejen fuera a gente muy valiosa que no se ajusta a las mismas. Lo peor es que esos niños a los que no se va a mirar porque no se ajustan a lo que se buscan, vienen de esas familias que no entienden lo que es la superdotación intelectual ni cómo apoyar a esos niños (porque las familias que sí lo están, ya se encargarán de hacer el test por su cuenta, sin esperar a que ningún profesor les diga nada, y ya tienen una idea general de cómo ofrecer un entorno "estimulante" a esos niños).
Ese es el principal problema que veo, sinceramente... la idea que tenemos de cómo puede ser una persona superdotada está demasiado influida por modas, y se ha dado el pendulazo. Poniéndolo crudamente, hemos pasado de esperar al "empollón que no estudia mucho" al "hiperactivo que suspende casi todas". Esto no tendría mayores consecuencias, repito, de no ser que quienes más necesitan un apoyo externo a sus familias, vienen de entornos en los que tampoco van a reconocer sus capacidades intelectuales, por el motivo que sea.
Y realmente he tenido ocasión de ver los motivos más extraños y paradójicos a lo largo de mi vida. Como el caso de una niña a quien su madre veía como inteligente pero no superdotada, porque eso debía corresponderle a su hermano mayor que para eso era mayor y además chico. Y es que para colmo, si cedía admitiendo que la niña era talentosa y esperaba de ella algo más que buenas notas... la niña iba a dar problemas porque era muy introvertida y tenía aficiones extrañas que no le iban a servir mucho cuando fuera mujer. Pues sí, las razones de la madre eran raras pero eran sus razones en función de cómo se educó ella misma y no era fácil convencerla de otra cosa (en realidad, fue imposible convencerla).
El segundo aspecto con el que estuve en desacuerdo con la psicóloga fue en que se maravilló de la precocidad del talento de Hannah y dijo que en matemáticas se tarda mucho más en destacar. Lo cierto es que las matemáticas son las disciplinas donde más brillan los talentos tempranos, especialmente en el área en que lo ha hecho esta chica, refutando algo. Porque requieren un altísimo nivel de inteligencia fluida, que yo siempre visualizo como un malabarista talentoso pero también ágil, capaz de hacer girar un número increíble de pelotas o aros de fuego a la vez. Es obvio que con los años el malabarista pierde mucha de la agilidad y capacidad de concentración necesaria para desempeñar esas coreografías; y nosotros envejecemos y perdemos inteligencia fluida a marchas forzadas.
La otra forma de inteligencia, que algunos desprecian injustamente, es la cristalizada, y también es capaz de coordinar muchos datos pero estos han ido cayendo en el escenario en diferentes momentos de la vida. Las personas que tienen una gran operatividad con este tipo de inteligencia saben encajar esto datos en construcciones novedosas, interconectándolos con otros que pocos esperaban que encajasen, y llegando a conclusiones interesantes e inesperadas. O muy eficaces para transmitir conocimiento, o crear algo. Este tipo de inteligencia es el que se necesita en carreras en las que se destaca mucho más tardíamente, como pueden ser la química o la biología. Todo esto teniendo en cuenta que esas personas presentan una inclinación por estas disciplinas desde bien pronto en su vida.
¿Qué le espera a Hannah? De momento saltar del instituto a hacer un doctorado en Berkeley, sin pasar por todo el proceso intermedio. Hannah, sin saber mucho más de su entorno, sí ha tenido la oportunidad de gozar de una familia que ha favorecido su vocación, y gracias a ella y a su propia iniciativa pudo tener contacto con profesores universitarios prácticamente desde que alcanzó la edad de secundaria (a través de campamentos matemáticos, correspondencia, y ya no lo sé pero todo apunta a profesores particulares también).
Decía que físicamente aparenta menos edad de la que tiene y que eso no es de extrañar. Porque la superdotación será un don extraordinario, pero cultivar los talentos intelectuales requiere también muchísima energía que en parte se saca de otras facetas. Como las relaciones sociales en etapa en la que se alcanza el final de la madurez sexual. Puesto de otra forma, si Hannah se hubiera dado por completo a la vida social de una adolescente de su edad durante los últimos 3 años, jamás habríamos sabido de ella. El pequeño desfase madurativo en lo meramente físico no tiene gran importancia, como chica sana que parece terminará su desarrollo en breve. No creo que vaya a mantener características efébicas para siempre. Y ahí tendrá que pasar por el dilema de nuevo, centrarse en su ascetismo académico o dejarse llevar por las hormonas que no entienden de los últimos doscientos años de vida segura y que actúan según el viejo plan de reprodúcete rápido (aunque no lo hagan/hagamos) por si acaso te pasa algo.
Sea como sea, y tenga la carrera que tenga (y le deseo la mejor), lo que sí va a necesitar es una personalidad fuerte para sobreponerse a las contrapartidas de generar tanta expetación. Si no logra ningún resultado tan brillante en su futuro, dirán que no cumplió con las expectativas. Si lo logra, siempre esperarán otro más. Socialmente tenemos siempre ganas de más espectáculo, además de ser propensos a la envidia, y esto puede perjudicar a personas muy talentosas. Espero que este no sea el caso.
Por supuesto, más adelante tiene la oportunidad de aportar algo creativo (un teorema o una conjetura) porque crear algo es infinitamente más complejo que refutar algo (y siempre hay que precisar que el área en el que se ha centrado Hannah es complicada y enreversada, lo que ha hecho tiene un mérito encomiable).
Todo esto me lleva a pensamientos laterales sobre para qué demonios sirve la inteligencia tan alta que se centra en temas abstractos que no están directamente ligados a la supervivencia (insisto, nuestras hormonas siguen viendo el mundo como si estuviéramos en el paleolítico)... que no sé si tiene objeto plasmar aquí, porque me llevaría mucho tiempo y me desvía del tema que me había propuesto.
También se me va la cabeza al asunto de si las matemáticas son ciencia, lógica con aplicación científica, o lógica que puede no tener dicha utilidad en algunos casos. Porque lo que probó mi amigo tiene que ver con la definición de infinito en matemáticas, y el tema de fondo es si dicho concepto es asequible y realizable en un universo delimitado por parámetros finitos. Ya me comentó él que hay algunos matemáticos que plantean esa cuestión pero el asunto escapa a mi capacidad de comprensión o a las ganas que tengo de investigar sobre el mismo.
Pero el apunte final va en el sentido de que no parece haber una idea clara de lo que es la superdotación más allá de dar por encima de 129 en ciertos tests de ci. Algunos incluso apuntan que hace falta algo más, aparte de esa puntuación, cierto tipo de personalidad, y otros se quedan en el ci. Esto ya resulta bastante irritante por si mismo, la verdad, esa falta de una definición universal.
Y esta inteligencia hoy en día no garantiza un aporte individual extraordinario, porque las ciencias experimentales se hacen mediante aportes en equipo y sobre la base de otras publicaciones. Pasó casi por completo la época en la que un tío en su casa, en su laboratorio, descubriera cosas extraordinarias.
De hecho este prototipo del aficionado que logra algo en su despacho lo hemos visto hace relativamente poco en otra disciplina, el desarrollo del ordenador personal (en los famosos garajes donde se reunieron los que después fundaron Apple, por ejemplo). Cuando digo poco, me refiero en comparación al tiempo que necesita una nueva variedad de la ensalada científico tecnológica para materializarse. Como ocurrió con la biología, química y física, ya la informática ha dado el salto de los garages a los laboratorios. ¿Qué nueva disciplina se materializará desde los garages del futuro?
En fin...