Siempre lo veo como una escena de una película. Nuestro protagonista pasea por una amplia avenida bien iluminada cuando un alarido interrumpe su pensamientos... "¡asesino!". Nuestro hombre, que es decidido, se lanza a ver qué está ocurriendo y corre hacia el lugar de donde ha venido el grito. Pero según avanza, una espesa niebla se adueña de la calle, y le impide saber qué está ocurriendo. Cuando, tras un momento de duda, parece que va a descubrir qué ocurre, aparece más niebla. Y esto se va repitiendo constantemente hasta el final del film.
El nombre de la obra es "El mayor genocidio de la Historia" y se trata, efectivamente, de un juego de luces y trucos de efectos ideados por la historiografía escrita en países anglosajones, con la intención de mantener un mito, el de que en el siglo XVI se produjo una mortalidad anormalmente extraordinaria, para la historia de la humanidad.
En 2019 la prensa difundió masivamente un estudio climatológico publicado por la University College de Londres, en el que se afirmaba tajantemente que la colonización europea del siglo XVI había provocado más de 54 millones de muertes, con una mortalidad del 90% de la población precolombina.
Antes de seguir, tengo que aclarar que las palabras están seleccionadas para causar impacto, pero no reflejan rigurosamente los números de ese estudio porque lo que expone es que -según sus cálculos- la población indígena se contrajo en un 90%, por lo que donde había -según ellos- 60,5 millones de indígenas en 1492, quedaron tan solo unos seis millones de sus descendientes en los albores del siglo XVII.
Este estudio equivale al grito de "asesino" en mi metáfora, por lo que apresuré a investigar qué había ocurrido. Y lo primero que descubrí es que no hay cadáver.
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