domingo, 22 de junio de 2014

Encuentran murciélagos de una especie de la que no se tenía noticia desde hace más de 100 años. Y de nuevo los científicos matan murciélagos en nombre de la ciencia.

Pues aquí teneis las dos caras de la noticia. La alegría del redescubrimiento y la crudeza de cómo se sigue haciendo ciencia, con métodos que no cambian desde hace más de cien años.

Hembra de Pharotis imogene sacrificada en nombre de la ciencia. In memoriam

En 1914 el zoólogo británico Oldfield Thomas describió por primera vez esta especie de murciélagos procedentes de Nueva Guinea, a la que llamó Pharotis imogene (que significa murciélago de grandes orejas), basándose en el estudio de 45 especímenes (siempre que leais especímenes pensad en cadáveres o restos de cuerpos tales como pieles o esqueletos). Estos especímenes procedian de 45 hembras que reunió Lamberto Loria en 1890. Sin embargo no se volvió a ver estos murciélagos, un claro caso de "especie_zas" (yo llamo especies_zas a las que aparecen sólo para que se las descubra, y desaparecen como tan rápido como aparecieron). Ya entonces algunos científicos sospecharon que la recolección de ejemplares de 1890 había incidido en su posible extinción, lo digo para que se sepa que la idea de que la recolección de ejemplares de especies raras puede ser perjudicial para dichas especies viene de hace tiempo. La especie se consideró en peligro crítico para su conservación en la IUCN, y más recientemente aparece en el puesto 32 de la lista EDGE de mamíferos (edge -límite en inglés- corresponde a las siglas de Evolutivamente Distintos y Globalmente Amenazados en inglés). El sitio web es interesantísimo, recomiendo verlo.

Pasa el tiempo, en 2012 unas estudiantes de doctorado (Catherine Hughes and Julie Broken-Brow de la Universidad de Queensland) encontraron una hembra de murciélago, en un distrito a 120 km de el área batida por Loria en 1890, que no pudieron identificar en su expedición de 2012 a Papúa Nueva Guinea. ¿Qué hicieron?. La mataron, eso sí, con el mínimo sufrimiento, y la llevaron a la colección del Museo Nacional y Galería de Arte de Papua Nueva Guinea. Dos años después el zoólogo Harry Parnaby se dio cuenta de que la hembra era un Pharotis imogene, la especie estaba viva. El hallazgo se publicó en el Records of the Australian Museum.
Detalle de la cabeza


Jack Stewart miembro de EDGE señaló la importancia del re-descubrimiento de esta especie, y añadió que el grupo estaba "muy dispuesto a ayudar con la conservación y la investigación no sólo de la especie redescubierta, sino de Nueva Guinea en general", y lo que EDGE puede aportar es personal y dinero, no son palabras huecas.



Lo cierto es que lo único que se sabe con seguridad de esta especie es que no está extinta, se ignora todo de su número, ecología y distribución. La investigadora Broken-Brow (una de las dos estudiantes que capturaron y eutanasiaron a la hembra) subraya la necesidad de explorar la zona y cree que uno de los motivos por los que no se consiguió saber de esta especie durante tantos años es que las redes que se usaban en las pocas investigaciones que ha habido no eran de tipo Harp, las que ellas emplearon y que son difíciles de transportar en el trópico. Tal vez el murciélago no tenga un área de distribución tan estrecha como se pensaba, lo que podría implicar que sea más abundante de lo que se cree.
Foto de una red Harp similar a las que emplearon para capturar a esta murciélaga


Y aquí viene la polémica. Para las investigadoras el hecho de eutanasiar al murciélaga fue un acierto, y reclaman más investigación en la zona. Señalan que el hecho de probar su presencia en la zona ha de detener a las compañías madederas de la tala de su hñabitat, y que favorecerá la conservación de la zona. ¿Pero realmente es tan fácil como creen?. ¿Realmente este descubrimiento va a impulsar tan eficazmente la conservación? . ¿Cuándo y dónde son las cosas tan fáciles?. Porque en ningún lugar del mundo que haya conocido a través de este blog es tan sencillo esto de asegurar la preservación de una zona por el simple hecho de presentar el cadáver reciente de una especie muy rara.


Foto de perfil en la que se puede observar el repliegue sobre el hocico

Para muchos, entre los que me cuento, el sacrificio de un animal para describir una especie debería ser el último recurso. Recuerdo que ya en 1914 sonaron voces que señalaron que la recolección de ejemplares de este murciélago podría haber provocado su desparición.
Recientemente, un estudio en la revista Science sostiene que un exceso de celo de recolección de las especies en peligro de extinción podría ponerlas en mayor riesgo que el benficio que aporte. El estudio, dirigido por Ben Minteer, señala la importancia de usar otros medios indirectos tales como  como el análisis de ADN, la fotografía digital, y audio, antes de matar más animales para las colecciones de los museos.

Borken-Brow señala que se decidió eutanasiar a la murciélaga para poder obtener mediciones del cráneo. Y que en el momento de hacerlo cabía la posibilidad de que fuera de una especie nueva. 

Yo veo que sólo han matado a una hembra, pero me parece muy inquietante que se basen en mediciones de cráneo, dado que si quieren capturar más murciélagos sólo van a identificarlos definitivamente una vez muertos, lo cual encuentro totalmente inaceptable.Así que vuelvo a lo que planteé hace unos meses ¿de verdad es necesario matar a los murciélagos para identificarlos?. Yo no lo creo.


Y por último unas fotos de murciélagos descubiertos o redescubiertos en este siglo, y muertos en nombre de la ciencia:



  Styloctenium mindorensis Murciélago de la fruta de cara listada de Mindoro  (Filipinas), descrito en 2007.


   Niumbaha superba, del que hablé aquí, descrito en 2013.



 
Pharotis imogene, Nueva Guinea, 2014
Las fotos del Pharotis imogene de este artículo proceden del estudio de Catherine Hughes and Julie Broken-Brow.

Post basado en este de Mongabay donde se habla del descubrimiento del Pharotis.

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