viernes, 6 de octubre de 2023

Las estimas de población alcistas son totalmente acientíficas y aquí expongo la falsedad de las tasas de mortalidad que asignan a la viruela

 

Pequeña nota sobre la viruela

Durante mucho tiempo se ha sostenido que la viruela provocaba tasas de mortalidad superiores al 90% entre los indígenas americanos por no tener exposición previa a la misma; esta idea está cimentada en las estimas de población alcistas de diversos autores, destacando sobre todas las diversas estimas de Borah y Cook para la universidad de Berkeley y las de Dobyns; en las cuales los diversos brotes de supuestas viruelas, empezando por el que se dio en Mesoamérica, juegan un papel fundamental.

Digo supuestas viruelas porque estos autores (Borah, Cook, Dobyns) no se molestaron en leer los documentos originales ni en investigar si las enfermedades a las que se denominaba genéricamente como "unas viruelas" eran en realidad procesos de viruela.

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Una tasa de mortalidad del 90% no concuerda para nada con lo que conocemos sobre la viruela.

La viruela es una enfermedad causada por el virus variola, un virus de ADN del género Orthovirus. Se considera oficialmente erradicada desde 1980, debido a la campaña de vacunación mundial iniciada en los años 70 (siglo XX) por la OMS. El último caso registrado se dio en 1977.

Existían diferentes formas de vacunar a la gente desde el siglo XVIII, en este sentido cabe destacar el notable esfuerzo filantrópico realizado por la expedición Balmis (1803 a 1806), sufragada por el entonces rey de España, Carlos IV, para llevar la vacuna de forma viva a todos los rincones de la corona Hispánica. Para saber más->https://es.wikipedia.org/wiki/Real_Expedici%C3%B3n_Filantr%C3%B3pica_de_la_Vacuna

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Pero, como digo, el golpe final a la viruela fue la vacunación masiva del siglo XX. Y esto fue posible gracias a que la viruela, en realidad, no era altamente contagiosa, ni se extendía mucho más allá del entorno familiar y social de los niños enfermos (los niños solían ser los primeros infectados).

Existían varias formas clínicas pero la más frecuente y quizás la peor era la que se denomina viruela mayor, con una tasa de letalidad del 30% (según la OMS).  

Es muy importante destacar que no hay inmunidad innata a la viruela en ninguna raza humana, y que las madres tampoco transfieren ningún tipo de protección particular a sus hijos, ya que el virus variola puede traspasar la barrera placentaria y provocar defectos congénitos en el feto. Si se temía tanto a la viruela es precisamente por eso, porque los niños no tenían ninguna protección frente a ella, y porque la tasa de mortalidad era relativamente alta, aunque la enfermedad no es especialmente contagiosa, como expondré abajo. Y hay que tener muy claro que la campaña de vacunación fue mundial por esto, porque ninguna raza, etnia, población ni cultura era inmune a esta enfermedad y provocaba el mismo porcentaje de mortalidad -entre enfermos- a lo largo y ancho del mundo. También, claro, la viruela causaba temor porque las cicatrices desfiguraban el rostro de los infectados.

Nunca hay que olvidar esto, porque los autores de las estimas de población precolombina impusieron uan idea completamente diferente, y equivocada, de que los europeos tenían mayor inmunidad innata a la viruela. Eso es totalmente falso.

Smallpox vaccine anniversary: why we should celebrate the end of a scourge  - Vox

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 El contagio se producía por aire (gotículas infectadas de virus provenientes del tracto respiratorio de los enfermos) y en menor grado por contacto con el pus de los exantemas. Hay algunos reportes de infección en lavanderas que limpiaron la ropa de cama de los enfermos, pero son muy minoritarios.

Una vez se infectaba la persona, el virus invadía las vías mucosas y bajaba por el tracto respiratorio, de ahí pasaba a los nódulos linfáticos.

El cuadro clínico de la viruela mayor era bastante característico. La fase de prodomo (hasta que la enfermedad se podía identificar por los característicos exantemas) duraba entre 10 y 15 días, normalmente.

El infectado solía mostrar un malestar inicial, en el que se quejaba de dolores de cabeza, fiebres y posiblemente también vómitos. Esto duraba entre dos y cuatro días. Después, al cabo de 10-12 días, aparecía un sarpullido que se transformaba en las características pústulas con el centro hundido que delataban la enfermedad en uno o dos días.

Las pústulas se caían alrededor de una semana después, dejando las cicatrices que eran tan reconocibles.

En conjunto el proceso infeccioso duraba alrededor de un mes. En este mes, la fase más contagiosa era la semana en la que el enfermo estaba cubierto por pústulas. La transmisión de la enfermedad podía hacerse por gotículas respiratorias y por el fluido de estas pústulas, pero la tasa de contagio no era muy alta (de niño a niño de la misma casa, sería alrededor del 60%, según algunas fuentes. De hecho, por lo común el contagio era más frecuente entre allegados por lo que podría arrasar familias enteras y dejar otras indemnes).

Y este proceso es una de las razones por las que las cuarentenas preventivas (40 días de aislamiento de personas que iban a entrar en una población o hacer un viaje) eran medidas bastante eficaces.

Una vez superada la enfermedad, se produce un periodo de inmunización que dura alrededor de 10 años (y sí, efectivamente, con la vacuna ocurre algo parecido. Si se logró erradicar esta enfermedad en 1980 es debido a su baja tasa de contagio y a que el virus no muta demasiado).

Es decir, que los europeos que habían contraído la enfermedad o conocido alguna epidemia tenían dos ventajas relativas; si habían pasado la enfermedad tenía cierta inmunidad, pero además tenían el conocimiento de las medidas preventivas con los enfermos (aislamiento, no tener contacto con las pústulas). 

Sin embargo, no se tienen reportes de epidemias de viruela en Europa en las primeras décadas del siglo XVI, otra cosa que tampoco se molestaron en investigar estos autores.  Con respecto a África no tengo datos (y tampoco los aportaron los autores de estas estimas).

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 Así que considerando la viruela como enfermedad contagiosa:

Se trataba por tanto de una enfermedad que producía epidemias con un avance limitado por la necesidad de contacto sostenido con enfermos en la fase sintomática, algo que en general se evitaba.

 La inmunidad adquirirda comenzaba a desaparecer a partir de los 10 años más o menos. Debido a ello las oleadas acontecían cada 12 a 20 años y solían durar como mucho dos o tres con una expansión geográfica más lenta que la observada por ejemplo en la gripe, el COVID o la peste, con excepciones puntuales. 

En aquella época por lo que yo sé, no existía epidemia en Europa por lo que su prevalencia debería ser baja. 

Más baja aún en los embarcados ya que no parece razonable embarcar a alguien con síntomas que es cuando resulta contagiosa. Podría embarcar en fase asintomática e iniciar un ciclo epidémico de contagios, pero debería suceder que alguien permaneciera en fase activa al arribar a América. La duración del viaje era de semanas si el barco era militar y más de dos meses si no lo era. Por tanto, la probabilidad de llevar la infección a América debía de ser necesariamente baja. 

A partir de cierta fecha -a ver si alguien puede proporcionar este dato que es muy importante- se empezaron a hacer cuarentenas preventivas de los que iban a embarcar a América.

En los primeros viajes solo embarcaban varones adultos y muy minoritariamente mujeres adultas, los grupos poblacionales con mayor porcentaje de inmunidad adquirida.

  • Tenemos sin embargo que diversas fuentes aseguran que ya en 1518 había llegado la viruela a América en un barco portugués que traficaba con esclavos y material de contrabando. Esta rapidez en la llegada de la enfermedad y por añadidura con estos condicionantes, resultan verdaderamente difíciles de creer. De hecho no se ha investigado demasiado este asunto, de modo que desconocemos tanto el nombre del barco como por dónde pasaron los esclavos que supuestamente la transmitieron a América.
  • Según la descripción historiográfica no sólo llegó tan rápido, sino que en dos años había adquirido carácter epidémico en la región y era la causante de millones de muertos a centenares de kilómetros del puerto que inició el foco de diseminación. ¿Cómo es esto posible en una sociedad en la que los viajes se realizaban sin animales de tiro? Si en Europa con rutas comerciales seculares, viajes a caballo o en barco no avanzaba tan rápido ¿cómo es esto? A pie y con viruela no se llega muy lejos y a través de objetos el contagio es difícil, por lo que la historia se vuelve totalmente increíble.
  • Es inverosímil que una plaga de viruela provocara tal mortalidad entre los enemigos de los españoles, especialmente en Tenochtitlan, como sostuvieron Borah y Cook, y más tarden Dobyns, pero no entre sus aliados que superaban en amplísimo número a los españoles.
  • Respecto a la repercusión en mesoamérica, a partir de las publicaciones de Borah y Cook en la universidad de Berkely, y las Dobyns, es común hablar de una caída de población del 90% o más en apenas 50 años durante el siglo XVI, planteando su asociación cronológica con brotes de viruela  que se suceden en el tiempo en intervalos de unos 6 años en algún caso. Si la cronología es poco verosimil, esa mortalidad es verdaderamente imposible. Durante las oleadas epidémicas la tasa de transmisión podría ser del 10 al 60% de los allegados de los enfermos (obviamente esta tasa de transmisión disminuye cuando la población ya conoce la principal medida preventiva, no tener contacto con los fluidos de las pústulas del enfermo). Si de este porcentaje se muere el 30% la cantidad de fallecidos en cada oleada debería debería ser una fracción pequeña del total que es incompatible con lo expuesto por estas estimas.
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Gráfico mostrando las supuestas tasas de mortalidad causadas por también supuestas epidemias de viruela en Mesoamérica, según las estimas de Borah y Cook. Obsérvense dos cosas, que estas epidemias se dieron aproxiamadamente cada seis años, y que la bajada de población se dio en 50 años según estos autores.

  • Hasta la fecha no se conocen pruebas paleopatológicas que apoyen la teoría de que la viruela causara semejante estragos en Mesoamérica en el siglo XVI.
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La teoría del "suelo virgen" para enfermedades y otra fantasías anticientíficas que han provocado estas estimas

A pesar de la total incongruencia de las estimas de Borah y Cook por un lado y Henry Dobyns por el otro, con lo que los médicos conocen sobre la viruela, y a pesar de que estas estimas se hicieron de forma totalmente sesgada y tramposa (cosa que se expone claramente en el libro Numbers From Nowhere de David P Henige), no solo no hubo una discusión seria dentro del mundo de la academia de la historia sobre esto, sino que incluso las estimas de Dobyns (que era antropólogo) llegaron a publicarse en boletines médicos.

Es decir, estimas fraudulentas, que chocan contra toda lógica, alcanzaron una enorme dispersión entre académicos; y esto tuvo otros efectos secundarios inesperados que vinieron a reforzar la leyenda negra.

Como digo, en el mundo académico, influenciado por esta visión, muchos autores dieron por probado esto y quisieron dar una explicación a las causas de una mortalidad tan dantesca. 

De este modo algunos autores quisieron buscar en las condiciones de trabajo en las encomiendas y en los impuestos que debían pagar los indígenas a los españoles la razón de un debilitamiento general que los hicieran más susceptibles a la enfermedad y a la muerte. 

Esto forma parte de una narrativa de realismo mágico dentro de la academia de historia, porque ya sabemos que los aztecas también tenían un sistema de tributos que sometía a fuerte presión a las poblaciones sometidas. Es impensable que los tributos españoles provocaran catástrofes -a pesar de que la población ya tenía acceso a importantes ventajas como son el arado, la rueda, el ganado importante por su valor en carne y en trabajo, y hasta algunos acueductos- y los aztecas, no.

El realismo mágico dentro del mundo de la academia también se infiltra en olvidar que los indígenas sufrían también sus propias epidemias, que si bien no son muy conocidas sí se sabe que provocaron diversas expansiones y contracciones muy catastróficas de poblaciones a lo largo de la historia humana en América.

Resulta también sorprendente observar que nadie se pregunta ni por las enfermedades que sufrían los españoles.

Y es que esta es otra deriva anticientífica a la que han dado pie estas estimas "mágicas", sacadas de la imaginación de sus autores y no de pruebas documentales debidamente revisadas o restos en forma de enterramiento de cadáveres, por ejemplo.

En 1972, Alfred Crosby enunció la teoría del Suelo Virgen (Virgin Soil) que tanto se repite hoy en día, acríticamente. Que los indígenas no tenían defensas contra la viruela y los europeos, sí. Ya hemos visto que esto es un disparate. (ver más en https://en.wikipedia.org/wiki/Alfred_W._Crosby).

Alfred Crosby era un profesor de geografía e historia, especializado en historia americana, no un médico. Y volvemos a ver un intrusismo del mundo de la academia de humanidades en terrenos médicos -como cuando Dobyns publicó en el Journal of Medicine- que tampoco tuvo respuesta por parte de los médicos en su fecha.

Esta teoría ha sido descartada totalmente para la viruela a día de hoy, pero popularmente se ha quedado como meme. Se repite constantemente en muchos papers publicados por americanistas.

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De modo que unas estimas fantasiosas, construídas a base de exagerar el impacto de la viruela en América, dieron pie a la idea de una mortalidad masiva que no está probada materialmente (ni por estudios genéticos, ni por hallar restos de fosas comunes) que se sostiene en centenares de estimas publicadas posteriormente.



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