Dedicado a Efi, una almeriense-asturiana, malvadilla y encantadora, que quiso cotillear estas menudencias. Efi, espero que te rías un poco con estos garabatillos.
Internet es una fuente de sorpresas, y a una parte considerable de los lectores de este blog les anima encontrar una forma de hacer dibujos facilitos de leopardo, o de mono, o de marella esplendens, pongan ustedes el caso. Yo me conmuevo con estas inquietudes plásticas, escribo tutoriales muy completos sobre el arte de dibujar un felino, escribo tratados incluso acerca de este importante asunto como éste y éste, y veo que la inquietud no cesa. Que se acerca cualquier función escolar, ó carnaval, ó halloween, ó fin de curso...y las peticiones sobre bocetos fáciles, cómodos y rápidos de cualquier bicho peludo, moteado o multilobulado se multiplican. No quiero con ello decir que los amables lectores que consultan estas líneas quieran hacerle un disfraz rapidito al niño ó solventar el dibujo del animalito que haya pedido la maestra, no, yo sé que lo que prima es el interés artístico y que la periocidad de estas peticiones es mera coincidencia.
Es aquí donde tengo que dar una dura noticia. No hay forma de hacer un dibujo facilito de leopardo, ni de iguana, si no te has hecho unos quinientos dibujitos similares anteriormente. Pero por lo general a partir de esa cifra salen con mucha soltura, esta es la parte buena.
Lo sé porque lo he probado con mis propias manitas. El primer dibujo de leopardo que hice fue una chapuza bastante ridícula. Pero si no lo hubiera hecho, me seguirían quedando quinientos dibujos por hacer para conseguir algo.
Como buena mujer, para colmo educada en un colegio de monjas, le temo mucho al ridículo. De niñas tenemos una facilidad innata para captar las normas que imperan en los sistemas estructurados, leáse colegios, y hacerla nuestras. La disidencia de este sistema de reglas, ya sea de las impuestas por el equipo docente o las más sutiles del grupo de compañeras se castiga duramente haciendote quedar en ridículo, y si se insiste demasiado con cierta marginación. Para hacerme aprender estos delicados principios no escritos la genética me premió con una cabellera que no es capaz de igualarla ni Lennny Kravitz en un día de viento. Cuento pues con la solvencia que garantiza la experiencia, para afirmar que para las mujeres el ridículo no es fácil de llevar y que si alguien conoce un buen producto para cabellos foscos que no huela a peluquería soy toda oídos, ojos en este caso.
Volviendo al asunto del artículo, para dibujar bien sólo hay una regla que nadie puede saltarse, insistir. Repetir, repetir y repetir. Sobreponerse a las risas, sobreponerse al "ni lo intento, porque nunca lo voy a conseguir", sobreponerse a que una lista te diga que un leopardo que has hecho de cabeza se parece a un león (eso me ha pasado a mi), y que otra más lista aún te halague un rinoceronte diciendo que es un hipopótamo muy bonito (también me ha pasado). Y seguir. Siempre va a haber quien lo haga mejor que tú, siempre va a haber quien tenga más facilidad; eso hay que aceptarlo.
Para muestra del lepardo mutante y fofo que fue uno de los primeros esquema del dibujillo que pongo después.