lunes, 11 de junio de 2012

Un paseo de primavera y escarabajos

Milano negro

Salgamos al campo:

A pesar del calor mordiente con el que nos envuelve este año disfrazado de verano, algunas veces la primavera encuentra la ocasión de traer brisas ligeras y temperaturas agradables. Decidimos salir al campo con la última hora de la tarde del primer domingo de junio. Es fácil dejar atrás el asfalto, entre los revoloteos de las golondrinas, aviones y vencejos que ya están totalmente volcados en sus respectivos polluelos. Pisamos un camino rural de arena ligera y clara, con rastros de yeso, horadado por el paso contínuo de tractores. El aire empieza a hacerse denso, tibio, húmedo, pesado, nos llega un olor dulzón; atravesamos una zona de maizales con los surcos inundados de agua, los mosquitos revolotean a nuestro paso.



Afortunadamente el camino se ensancha y los maizales quedan a un lado, el saco de escombros vertido con desdén en mediodel paso  marca el punto por donde giramos. Llegamos al frondoso álamo negro cuya sombra nos da un respiro. A sus pies siguen blanqueándose aún algunos huesos de la pobre cabra que dejaron pudrirse en el camino un par de años antes. Un poco más escondido, un fardo de ropa usada, robada de algún contenedor,sigue la misma suerte.

Pepinillo del Diablo



El cardillo español ya muestra sus flores

Estamos rodeados de plantas silvestres, pepinillos del diablo en pleno crecimiento, abrojos de flores moradas, plantas de flores lila y hojas con una pilosidad coriacea y desagradable, el cardillo español ya está echando sus llamativas flores amarillas, alguna amapola, enredaderas y adormideras minúsculas que están fuera de su sitio; huele a manzanilla y algo a tomillo.

¿Qué planta es esta?, ahora abunda por todo el campo, y transforman la bastedad de una planta muy rústica y áspera con un contraste de curiosa belleza.

 En el camino un pequeño escarabajo ha quedado cara arriba, le retornamos a la vereda, lo más lejos posible de las hormigas que pululan inquietas por todos los lados.  El pequeño escarabajo de tierra se trata, posiblemente, de una Feronia nigrita, pero no tengo nada segura esta identificación. De cualquier modo los futuros protagonistas de la historia de escarabajos que cuento pertenecen a la misma especie -muy posiblemente. 
 

Sabemos que no podemos avanzar rápido, que no vamos a ver nada espectacular, simplemente queremos disfrutar del paseo, la lentitud de nuestros pasos y los pequeños detalles.
Ahí parece haber otra madriguera, un escarabajo, que llamaremos A parece estar entrando de una forma muy rara. Pero al fijarnos, nos damos cuenta de que A está en un apuro, tiene hormigas enganchadas a las patas, a las antenas, a las piezas bucales, por todas partes, tiran de él para meterlo dentro, y pueden, resulta abrumador ver cómo se hacen con un animal que las supera tanto en tamaño.

Otro escarabajo, B, se acerca varias veces, dando rodeos, una, dos, tres veces y se decide a pesar de nuestra presencia. Se dirije a la madriguera y coge al pobre A de las patas traseras, tira hacia afuera, se le escapa...las hormigas comienzan a atacar a B que debe salir y dar una vuelta para intentar librarse de ellas, al alejarse de la zona de conflicto le resulta más fácil deshacerse de las acosadoras. Pero vuelve, se repite la lucha, y se repite la huída, así por más de tres veces. Final mente B logra sacar a A del agujero, lo aparta, lucha con las hormigas y se mete dentro. ¿Será la madriguera de B?. ¿Tendrá huevos dentro?. No puedo saberlo, pero las hormigas salen del agujero, dando testimonio de la tenacidad de B en defender el territorio. A, andando a trompicones al principio, se aleja hasta adentrarse entre las matas, sin mostrar ninguan intención de saber más de B o de las hormigas.

Está atardeciendo
Secuencias de una lucha entre escarabajos y hormigas:

B hace el primer intento de sacar a A

B tira de A, pero las hormigas acuden a atacarle a él también
B se aleja de la madriguera cargado de hormigas
Y se libra de ellas como puede
Tras varios intentos más, por fin saca a A de la madriguera y tira de él lo suficiente para apartarle y penetrar en la madriguera.
B penetrando en la madriguera, A se aleja
A huyendo del lugar de los hechos
Otra foto de A con una comparativa de tamaño. En la foto se puede apreciar también el mejor calzado para campo posible.
Esta lombriz ya estaba muerta cuando las hormigas la introducian en el hormiguero.
Es momento para las aves que se alimentan en el río :

Seguimos, queda una hora de sol, tiempo suficiente para contemplar el río. Tenemos que bajar por un pequeño balate, que ofrece una buena vista de una isleta en la que suelen ponerse las cigüeñas, y ahí están, hasta que perciben que nos acercamos y salen volando sin grandes prisas.    


Las fochas deciden quedarse. Se deja ver una pareja de ciguñuelas moviendose con una cadencia parsimoniosa por las orillas. Esto es raro, muy raro, a pesar de su belleza normalmente desconfío mucho de las ciguñuelas cuando están pescando con otras aves, porque tienen la mala costumbre de empezar a revolotear en círculos emitiendo un reclamo muy chillón hasta que todo bicho en cinco kilómetros a la redonda queda avisado de que hay intrusos indeseables...esta pareja no parece muy interesada en seguir esta estridente costumbre y continúa pescando un buen rato, moviendo sus largas patas y cuellos en un juego de sinoides hipnotizantes.  Se oye croar una rana.

Las fochas no reaccionan a la huída de las cigüeñas
Una ciguñuela muy tranquila
Dos ciguñuelas que no nos temen

En estas mismas orillas es posible ver garzas imperiales, reales, garcillas comunes, martinete común y si hay mucha suerte garceta blanca. Los galápagos leprosos tampoco han faltado. 

En el álamo temblón de la orilla se oye una pequeña sacudida y se detienen los silbidos distrídos de los mirlos, un ruido más profundo y se ve a un joven milano negro salir de su copa muy agitado, y después a una pareja de urracas que le persigue un buen rato. En ese mismo álamo anidan con frecuencia las urracas, y también lo usan las cucas para dejar sus huevos en nido ajeno. Este año no se oye el canto del cuco apenas, ni a los críalos que tanto se acercaban al pueblo en otras ocasiones. También cuesta localizar a las oropéndolas.
mito (Aegithalos caudatus) -gracias Luisa ;D- recien anillado, en la mano del anillador. Esta foto fue tomada en invierno.
Desde las cañas que perfilan la vista del río llegan los reclamos y cantos de falsos ruiseñores bastardos, carriceros, jilgueros, colirrojos,  moscones y no se sabe cuantos pájaros minúsculos más dan muestra  presencia. En el cielo silba un bando de abejarucos.


Antes de irnos, nos volvemos a mirar el suelo:

El suelo está plagado de madrigueras de conejo y de hormigueros de boca grande con multitud de pajitas secándose en sus alrededores, parece que las hormigas no vaticinan lluvia.
A pesar de que no siempre es fácil verlas, se pueden encontrar pruebas de la presencia de culebrillas, tales como mudas abandonadas.
Es hora de volver.
Camisa de culebra

Hormiguero

Conejeras
Reparaciones

Una araña repara su red para hacer acopio de mosquitos.

El paseo es corto y cómodo, pero este no es un sitio especialmente plácido, los cultivos son criaderos de mosquitos voraces que en los atardeceres de verano suponen un verdadero problema para los ciclistas. Las hormigas pululan por todas partes, hay que andarse con cuidado de que no se te metan en los zapatos, el terreno es desigual y con multitud de boquetes, el carrizo dificulta el paso.

Al llegar al pueblo pasa un cernícalo primilla, los murciélagos enanos salen en bandadas de sus dormideros, ya hay alguno más grande revoloteando y las siluetas de las cigüeñas que descansan en los nidos en la iglesia se recortan contra el cielo del atardecer.

Típico nido de cigüeña en el tejado de la iglesia. De momento los dejan estar.
 Y recordamos la viveza de otros atardeceres más dramáticos en estas mismas tierras.






Quisiera encontrar las palabras, quisiera saber ordenarlas para que contaran tantos momentos de pérdida y descubrimiento, asombro y decepción en estos paisajes, que no son mi para siempre, pero sí el telón de fondo de mi ahora.

4 comentarios:

  1. Pues a mi me da envidia eso del calor que aquí en el norte estamos heladitos!!
    Pero más envidia me da ese paseo, con tantas flores incluida, la malva sylvestris que está por todas partes...
    Asombrosa historia de heroísmo escarbajil (me recuerda un impactante docu, donde unos búfalos ayudan a un congénere y uniéndose echan a los leones)
    Casi puedo oir a las alborotadoras cigüeñuleas, los silvidos de las oropéndolas(me chiflan y los abejarucos ni te cuento)los mitos y ¿ruiseñores bastardos, cettia cetti?
    Hombre! lástima que al final ya no resultase tan idílico porque me quería ir a vivir ahí mismo, es que los mosquitos...
    Los mosquitos te habrán comido los dedos del pié, ¡ah!¿ que por eso te pusiste las sandalias para alimentarlos? qué considerada! Eso es ser una buena amante de los animales!!
    Besos
    P/D: mi comentario es más largo que tu entrada (qué plasta soy)

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  2. Ay que me parto, que las flores malvas son Malvas, muchísimas gracias, yo busqué por imágenes de flores malvas en google pero no di con ellas.
    Lo de los escarabajos fue impresionante, yo no sé si B le quería quitar la madriguera a A, si tenían ahí huevos, no lo sé, pero B tenía un valor impresionante, estuvo más de quince minutos luchando con las hormigas.
    No teníamos pensado salir al campo en un principio, por eso las glamurosas sandalias, tengo como cuatrocientas picaduras en los pies, y un respeto enorme por lo que son capaces de hacer las hormigas después de ver la lucha con los escarabajos, la próxima vez ¡no soy tan considerada con ellas!. El comentario más largo que la entrada? No!, pero si la entrada es interminable :D.

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  3. Ah, sí que es verdad, ruiseñores bastardos, ahora lo cambio.
    Tengo unas ganas de ver una oroèndola este año...
    Y muchas gracias por este comentario tan bonito :).

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