Fotograma de la película Sin perdón. No la he visto y no me gustan las películas de vaqueros. Pero algunas veces admiro la solidez de los personajes que presentan. |
Digamos que me contó que cuando era una niña tuvo un problema serio, mucho más serio teniendo en cuenta que estaba alejada de su familia. Que cuando pensaba que todo estaba terminado todavía le tocó pasar la humillación de cargar con un expediente totalmente difamatorio.
Así que creció con eso, convivió con eso y lo aparcó en algún lugar de sus recuerdos.
Hasta que tuvo que enfrentar la situación que vivió desde otro punto de vista, como adulta, como madre.
Y no lo perdona.
No quiere perdonarlo, porque eso le ocurrió con siete años.
No ve sentido al perdón, ni al olvido, ni a asumirlo.
No le interesa la historia, ni lo que le ocurrió; sino plantear, tantos años después, que no hay perdón para lo que le hicieron. Ese pensamiento sí le alivia.
¿Qué sentido tendría que perdonara?, me pregunta. Lo hecho, hecho está. Perdonar no va a ayudar a nadie, nunca me pidieron disculpas y desde luego que ellos no pueden reparar el daño que hicieron, de eso me tuve que encargar yo sola. No quiero veganzas que no van a traerme nada, sino saber que en esta historia sí hubo un culpables e inocentes. Y continuar con mi vida.
Nos despedimos hasta la próxima. Me quedé pensando en lo que me dijo, ¿para qué le serviría perdonar?. Yo tampoco le veo el sentido.
¿Qué es el perdón?. ¿Por qué tiene que perdonar la víctima cuando ya no le afecta en nada lo ocurrido?. ¿Acaso no puede seguir adelante con su vida si no ha pasado por el trámite mental de perdonar?. Tantos psicólogos de tertulia nos presentan el perdón como la forma de resolver el conflicto interno, pero, de verdad, ¿es imprescindible para que la victima se sienta mejor poner este broche mental final que es poco más que retórica interior?. Porque en muchos casos, lo que ayuda a la víctima es precisamente no perdonar, tener las cosas muy claras.
Generalmente las relaciones humanas son harto complejas en función de nuestro cerebro,mas simple no puede ser te pongo un ejemplo;Merlina hace una trastada gorda (que las ha hecho),al punto la regaño con voz mas fuerte de lo normal,aun así se me queda mirando para ver si va en serio ,cuando ve mi expresión ve que si y sale corriendo a escape a esconderse.Pasa un rato y viene como si no hubiera hecho nada a que la acaricie ,nada a pasado todo sigue igual en la relación animal humano.Pero eso no funciona de humano a humano.
ResponderEliminarHola Fidel, je, je, ya sé que los gatos las hacen buenas de cuando en cuando y ¿qué decirte sobre cómo hacen (los gatos) las paces?, ¿has visto al gato con botas de Shrek?, ¡lo han clavado!, pasa en un segundo de ser un gato orgulloso y fanfarrón a un ser que recuerda a un niño pequeño, mirando hacia arriba con unos ojos inmensos y adorables que dicen eso: soy adorable, ¡no te enfades conmigo!.
EliminarLo que esta chica pasó fue acoso escolar por parte del profesorado, y como ya he dicho, estaba lejos de su familia. Tuvo que pasarlo sola. Creo que no perdona porque es la única solución mental que le queda para sentir que tiene algo de poder sobre lo que le pasó.
Un achuchón a Merlina y un abrazo a ti, seguro que después de que se te pasara el enfado te reías...pero, sí, pueden organizar unos líos!.
Desde luego es un caso totalmente distinto y ademas encontrándose sola se lleva muy mal.En cuanto al termino Peltre era un recubrimiento que se les daba a los utensilios de cocina de uso cotidiano,era muy resistente y fácil de lavar ,la contra si se golpeaba se descascarillaba dejando el material original al descubierto.Gracias por tu comentario en el blog de Merlina.
ResponderEliminarJe, je, lo de la olla descascarillada sí que lo he visto mucho. El relato me emocionó de verdad, Fidel...por muchas cosas. He visto a mucha gente que conecta mejor con los animales y también intuí la austeridad de jubilado del hombre (aquí también se ven ambas cosas).
ResponderEliminarVolviendo a este post, antes de que se conociera el acoso escolar, hubo mucha gente que lo padeció. Y en determinados colegios era la forma que tenían de arrinconar al que no encajaba, a ver si se iba a otro colegio, porque en el suyo no les lucía. Estoy hablando de que quien hostigaba era el profesorado. A esta chica se lo hicieron con siete años...cuando terminó saliendo del colegio todavía le quedó el regalo de un expediente escolar en el que la ponían por los suelos...con siete años, repito. Asi de buenos enseñantes eran.
En general los sicólogos y cualquier cosa de tertulia me toca las narices. Además estamos en un momento en que para todo tienen que venir sicólogos a decirte cómo actuar, también me toca las narices. No se si debe perdonarse o no, no se si ayuda. No lo se. Pero si ya no afecta, el perdón supongo que no tiene sentido, ni el no perdón, puesto que todo está pasado y superado.
ResponderEliminarpero si he visto sin perdón y me gustó
un besico
Yo todavía no he visto la peli, a ver si me animo, pero el título es insuperable en su contundencia y capacidad de describir.
ResponderEliminarPues sí, los sicólogos están hasta en la sopa, y parece que no podemos hacer nada sin ellos, como si fueran imprescindibles para todo.
Lo que de verdad sería bueno es que este tipo de cosas, el acoso escolar, no existiera. Pero perdones restrospectivos...no tienen sentido, tampoco, para mi.