miércoles, 1 de enero de 2014

Días de cohetes y petardos, los perros mejor atados. Así empezaremos el 2014 sin sobresaltos (feliz año)

¡Feliz año!.

Parece que en navidades me da por hacer campaña por distintos motivos, en favor de un mejor trato a los animales. Después de haber hablado de la caza, pedir que no se regalen animales,  y exponer algo del monstruoso negocio de la piel, le llega el turno a una tenencia responsable de animales.

Dejo el título así en rima, a ver si entra mejor en la memoria.

Muchos perros, especialmente los cachorros, se espantan con el ruido que hay en las calles estos días. En las navidades la calle puede ser una ensalada apabullante de petardazos, cohetes, gritos, villancicos, pitidos, coches con la música tronando. Imaginad lo que supone todo esto junto para un perro que no sabe nada de la fecha del año en que estamos, y que puede percibirlos ruidos no sólo como una molestia, sino como un peligro claro.

Si no van con correa, pueden salir corriendo en un momento de espanto. Y luego, cuando se dan cuenta de que no están sus amos cerca, se asustan más, la carrera se vuelve desenfrenada y sin sentido, de puro miedo.

El año pasado estuve intentando coger a unos de esos perritos, era un cruce de caniche y bichón blanquito. Recuerdo el miedo que pasó el desdichado animal, cómo tuvimos que correr detrás de él un buen rato interminable, calle arriba, calle abajo, rodearlo en una fuente donde se metió intentando evitarnos, se escapó, salió a la carretera todo empapado en pleno invierno, y le golpeó un coche en un costado. El pobre perrillo salió despedido por el impacto, y nos quedamos sin aliento, asustados.

Entonces, un hombre que venía de su trabajo, vestido con su mono, salió corriendo a la carretera, entre los coches, lo cogió con todo el cuidado que pudo, lo trajo a donde estábamos y le miramos la cadera, donde el coche le habia golpeado. Estaba contusionado pero no muy malherido. Eso sí, el perro que poco antes había corrido con tantas energías parecía ahora un muñeco roto, encogido, mojado, aterido y muerto de frío.

También recuerdo la historia que me contó ese hombre, estaba emocionado al relatarme los motivos que tenía para rescatar al animalillo del tráfico, y a mi me emocionó enormemente lo que me dijo, pero que dejo aparte de este escrito, porque es algo que pertenece a la vida de este hombre.

Esta historia acabó bien, después de muchos sobresaltos más, por eso la estoy contando. Al cabo de una semana su dueña lo recogió de la perrera municipal (supongo que os preguntareis cómo es posible que el animal fuera a parar a la perrera, pues porque ninguno teníamos el número de una protectora local en el móvil. Eso sí, hicimos todo lo posible para que las protectoras lo acogieran lo antes posible. Como ya digo, el animal tuvo la inmensa fortuna de que apareció antes su dueña).

El mismo día, me contaron de dos perros que murieron arrollados delante de amigos míos.

Todas esto se podría haber evitado si estos animales hubieran ido con su correa.



2 comentarios:

  1. Es absolutamente cruel para los delicados sentidos de los animales ,todavia y por mucho que le he dado vueltas al asunto no logro comprender de donde procede la satisfacción del ser humano de quemar pólvora en determinadas ocasiones ,sobre todo los detonantes que cada vez son mas potentes,existen fuegos de artificio de luces multicolores no explosivos que bastaría para deleitar el sentido de la vista en fiestas y demás jaranas pueblerinas,pero parece que el detonar explosivos es lo que mas satisface el ego guerrero del humano.La pobre Merlina se escondió en el closed y no salio ni a tomar agua.Saludos de Año Nuevo amiga y ronroneos de la asustada.

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  2. Feliz año Fidel, y Merlina.
    Pobrecita..., espero que ya esté recuperada la calma. Yo lo paso mal por mis gatos, se espantan también. Estoy de acuerdo contigo en que no se paran a pensar, no ya en los animales, tampoco en los niños que se pueden quemar -y se queman- con los cohetes, esos chismes que lanzan chispas, etc. Pero como parece que si no hay estruendo no es fiesta, y que quien quiera calma que se jorobe, así seguimos.

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