viernes, 9 de junio de 2017

Mi pobre y hermosa reina virgen. Hembra madura de Bombyx mori, mariposa de la seda. Los viernes con invertebrados

Este año tan sólo he críado 16 gusanos de seda. No quise coger más porque me temía que los 16 miúsculos y delicados gusanillos no sobrevivirían a un largo viaje que tenía que hacer, pero vaya si lo hicieron. Los 16 diablisllos prosperaron y terminaron su ciclo como gusanos en apenas un mes, dando muestra de un enorme vigor. Pero uno de ellos se tomó más tiempo para hcer el capullo que el resto. Mientras sus compañeros inciaban su proceso de metamorfósis confinados en sus cápsulas de seda, blanca y amarilla, algunos incluso compartiendo capullo, este estuvo comiendo un par de días más, empezó un par de capullos, dudó, comió, y por fin, casi cuatro días después que los otros, terminó su capullo.



Nació una semana después del resto, una hermosa hembra, gordita y blanca. Como mariposa resultó ser tan tranquila como lo fue cuando oruga, y no hizo ningún esfuerzo para acercarse a los cansadisimos machos que todavía seguían vivos. Después pasó unos cuantos días en compañia de otra hembra, que estaba muy atareada en distribuir sus huevos en las tapas de la caja de cartón donde viven. Ya murió la ponedora, y mi pequeña mariposa está sola, viviendo el doble de tiempo que las otras. Ha puesto huevos que no están fertilizados, ha disfrutado de la luz del día y de los mejores cuidados que he podido darle. Pero morirá virgen. Y tranquilona, como ha sido toda su vida.



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