lunes, 19 de marzo de 2018

Robots que intentan escapar de niños abusones nos dan pistas sobre los patrones de los acosadores y cómo evitarlos


No soy ajena al mundo en el que vivo, y quiero decir que en este momento siento una tristeza muy profunda por el vil asesinato de un niño inocente de tan solo 8 años que ha ocurrido en mi país. Sus padres han insistido en que se recuerde al niño por su vid, y la alegría que llevó a muchos, y quiero respetar esta voluntad, por lo tanto no daré más datos sobre este hecho salvo la sensación de que algo se ha hecho bien en este caso cuando tanta gente se ha movilizado con su mejor voluntad para buscar al niño cuando estuvo desaparecido.
Sucesos como estos provocan diferentes reflexiones, y una de ellas -que me parece muy útil- se centra, no en la motivaciones del agresor, sino en la forma en la que se inicia la agresión y en si la potencial víctima tiene recursos para lograr que quien tiene intención de hacer daño desista de su propósito incluso antes de intentarlo.
Creo que la neurología es fundamental, y nos va a dar respuestas sobre este asunto de cómo se activan y desactivan los circuitos neuronales de agresión. Pero curiosamente tiene aliados en el mundo de la robótica. Se hicieron estudios en Japón sobre las agresiones que reciben los robots sociales.
Como muchos sabreis el uso de robots está muy extendido en las zonas urbanas de Japón, y una de las utilidades que tienen es la de indicar direcciones a la gente en centros comerciales. Estos robots, capaces de comunicarse, pedir paso a la gente y desplazarse, con forma ligeramente humanoide, atraen la curiosidad de los niños, como es lógico. En ocasiones también atraen comportamientos de abuso por parte de algunos niños que manifestaron conductas como impedir el paso al robot, golpearle con las manos, darles patadas y lanzarles objetos. Se estudiaron las grabaciones para ver en qué momentos se solían producir estos abusos y se encontraron algunos patrones:
  • El abuso era más probable cuando había muchos niños alrededor del robot
  • El abuso era más probable cuando un niño o varios seguía al robot por un tiempo sostenido, superior al de sastifacer la mera curiosidad
  • El abuso era más probable cuando no había ningún padre cerca del robot
Entendidendo que había patrones de conducta, los informáticos desarrollaron un modelo para prever la probabilidad de abuso en cada momento, y de esta forma cambiar el comportamiento del robot para evitar el abuso antes de que se produjera la agresión, con lo cual lograron un gran éxito en reducción de las agresiones.
Es interesante ver este video en el que se muestra el patrón de predicción de agresiones y cómo en un ejemplo el robot logra zafarse de un posible acosador acercándose al padre de otro niño.
Escaping from Children's Abuse of Social Robots, en este enlace explican cómo se desarrolló el estudio.



El comportamiento que estaban intentando erradicar era el acoso, un tipo de comportamiento ligado a circuitos neuronales relacionados con la sociabilidad (recordemos que los niños solían estar en grupo) y el instinto de caza.
Lo interesante de esta iniciativa es que pone de manifiesto que en estos casos la víctima puede hacer desistir al acosador cambiando el patrón de comportamiento que éste (el acosador) había previsto, y que le hace desistir antes de comenzar la agresión.
En mi opinión sería muy interesante seguir estudiando estos robots como sujetos de experimentación, de forma que podamos comprender mejor tantos nuestros comportamientos durante la agresión como las posibles defensas que pueda tener una persona ante los agresores.

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