jueves, 1 de marzo de 2018

¿Son los procesos epigenéticos una prueba de que Lamarck sigue vivo además de Darwin?. Lamarckista saliendo del armario


En mi opinión, sí. Ahora bien no pretendo que quien lea esto esté de acuerdo conmigo.
Pero para los genetistas y muchos biólogos evolucionistas hay dos puntos de fricción muy importantes. El primero es que no se considera probado que la herencia epigenética pueda contribuir a la evolución a largo plazo (fijando la atención en animales, y muy especialmente en vertebrados, y esto lo explicaré un poco más abajo), y el segundo que aunque se probara es discutible que la herencia epigenética sea de tipo lamarckiano.
¿Contribuye la herencia epigenética a la evolución?
Cuando hablamos de herencia epigenética lo que estamos expresando es la herencia de “marcas epigenéticas” (moléculas que alteran la expresión de los genes sin modificar el patrón básico del ADN) entre varias generaciones que se transmiten de progenitores a descendientes de forma no genética Ya sé, ya sé que esto suena complicadísimo, pero es lo que buscan los biólogos moleculares para decir que algo es herencia epigenética o no lo es.
Me voy a permitir una pequeña licencia, a las bacterias se les da de miedo usar la epigenética, pero por algún motivo extraño lo que hagan las bacterias parece que no le llama mucho la atención a la gente que se encargan de escribir libros o artículos divulgativos sobre evolución, y eso que son con diferencia el tipo de organismos más abundante de la tierra; los libros suelen hablar de un montón de casos de genética en organismos pluricelulares y luego dedican una extensión menor a los asombrosos trucos de supervivencia de las bacterias; y no es que no haya estudios sobre las bacterias que interesan a muchos microbiólogos, es que dicho de forma muy genérica nuestro entendimiento de lo que es evolución está sesgado hacia nuestra especie, cuando más se parezca un organismo a nosotros mucho más nos va a costar admitir un mecanismo de evolución “nuevo”. O sea, que para hablar de evolución hay que irse a organismos eucarióticos pluricelulares.
Hasta ahora se considera que esta transmisión de marcas epigenéticas es estable y compatible con cambios evolutivos en algunos tipos de plantas como algún tipo de diente de león y la arabidopsis thaliana, una planta crucífera en las que las marcas epigenéticas controlan aspectos ligados a la floración y resistencia a la sequía en función del ambiente.
Y también se admite sin problemas algunos casos de herencia epigenética en gusanos como el sufrido Caerdohabditis elegans


moscas de la fruta (Drosophila melanogaster), y ya cuando la cosa se empieza a poner interesante el pez cebra (Danio rerio), y alguna cosa en ratones (como el patrón de metilación del gen agutía amarillo viable y algún otro).
De momento lo dejo aquí.
Mientras tanto, y es que eso de la epigenética lleva ya más de dos décadas circulando, se entendió que la epigenética era crucial para entender algunas diferecias fenotípicas entre humanos y otros primates. Pero ojo, se encontraron patrones de metilación -un tipo de marca epigenética- muy diferente en genes de humanos, chimpancés, gorilas y orrangutanes, lo que no se encontró es que esos patrones de metilación se heredaran epigenéticamente y este es el problema para entender esto como herencia epigenética.
Como herencia epigenética en primates y humanos tan sólo se admite, a día de hoy, la impronta genética y el silenciamiento del cromosoma X en las hembras, y resulta curioso porque esto tampoco se sabe como se pasa de generación en generación pero sí se admite que no es genéticamente.
Vuelvo a los experimentos. Se han hecho muchísimos experimentos que sugieren muy firmemente la existencia de herencia epigenética en ratones -además de la hrencia del gen agutía amarillo viable que he comentado antes-, primates y humanos. En este estudio, con el muy significativo nombre de “Lamarck rises from his grave: parental environment-induced epigenetic inheritance in model organisms and humans” se hace recuento de 25 casos de inducción de herencia epigenética debido al ambiente al que se somete a los padres en ratones, ratas, algún mamífero más y humanos, aparte del gusano, la mosca de la fruta y el pez cebra que me mencionado antes.
Expecialmente significativo es un experimento en el que se indujo la adversión al olor del cerezo a ratones (pobrecitos, les condicionaron este miedo con descargas eléctricas) y esta adversión la heredaron hijos y nietos. Y es muy significativo porque podríamos estar hablando, por fin, de cómo adquiere una especie el “conocimiento” instintivo, y cómo lo transmite a sus descendientes, un enorme avance en nuestra comprensión de los procesos evolutivos.
Respecto a humanos, los estudios más complejos y completos son los de la hambruna holandesa y el estudio de las cortes de Överkalix, que a pesar de la rigurosidad metodológica adolecen del problema, sobre todo en el segundo. de que son estudios estadísticos sobre determinados caracteres, pero no se ha demostrado que estos caracteres se hayan transmitido epigenéticamente.
Y este es el gran pero que le ponen muchos genetistas a los estudios sobre la herencia epigenética en mamíferos, que no se ha demostrado que esta información se haya transmitido epigenéticamente ni mucho menos se han indicado los mecanismos moleculares por los que se puede transmitir, que todo son indicios. A los estudios sobre herencia epigenética en mamíferos se les somete a un nivel de presión enorme, y esto tiene consecuencias positivas (cada vez se están afinando más) y consecuencias negativas (no se admite que esté demostrado que esto sea herencia epigenética).
Pero supongamos que lo admiten, que se llega al consendo de que alguno de esos estudios prueba sin lugar a dudas la herencia epigenética estable en mamíferos, ¿sería suficiente para que se admitiera el peso de la herencia epigenética en mamíferos?, pues no para todos, porque ya hay muchos artículos en los que se argumenta que este tipo de herencia sólo aguanta unas generaciones y se revierte al cabo de las mismas. ¿Tendríamos que agachar la cabeza y decir que sí, que esto no sería tan importante?…pues recordemos los genes metilados de diferente manera en humanos y chimpancés, un pequeño cambio supone una enorme diferencia, a mi este argumento no me parece válido.
¿Es la herencia epigenética de tipo Lamarckiano?
Pues aquí hay que agudizar muchísimo la atención porque el nivel retórico de las discusiones se vuelve asombroso.
Los que se oponen a que esto sea herencia Lamarckiana aducen lo siguiente:
  • Que se mantiene por pocas generaciones (ya lo he mencionado) y por tanto es de poco interés. Epigenetics: Lamarck’s Revenge?, End the Hype over Epigenetics & Lamarckian Evolution | RealClearScience
  • Que es un tipo de herencia que demuestra que el ambiente influye en la evolución de los organismos, pero -redoble de tambores- que lo que dijo Lamarck fue que ¡el organismo evolucinaba por respuesta al ambiente!. Vale, vale, en cualquier caso lo que esto nos está probando es que al menos el organismo tiene una antena apuntando al ambiente para ver de qué va eso del mundo en el que va a vivir, lo de la respuesta al ambiente se puede probar más adelante o no, pero vamos que el nivel de retórica del argumento es difícilmente superable…pero…¡se supera! En esta línea argumenta One more time: no, epigenetics is not Lamarckism, No, epigenetics and environmental responsiveness don’t undermine Darwinian evolution
  • Que es evolución darwiniana porque todo esto viene por la presión selectiva de la selección natural. Claro, cuando me ponen un telón de fondo insuperable no puedo contraargumentar nada, toda la vida que pueda existir en el universo está sometida a presión selectiva, de acuerdo. ¿Niega eso que se estén heredano caracteres adquiridos o es que yo no me entero? Edge.org
  • Pero me he dejado la mejor crítica para el final, no hay crítica más surrealista que esta. No es herencia Lamarckiana porque Lamarck no habló de evolución por caracteres adquiridos…pero si llevamos más de un siglo burlándonos de su teoría por lo del cuello de las jirafas, y diciendo que el Lamarckismo es la teoría que postula la herencia de los caracreres adquiridos, y ahora que por fin encontramos algo para defenderle no vale, no porque la epigenética no se pueda interpretar así…sino ¡porque resulta que decía otra cosa!. A mi esto ya me parece ganas de meterse con Lamarck a toda costa. Lamarck’s Actual Lamarckism (or How Contemporary Epigenetics is not Lamarckian)
En fin, ¿qué está pasando que el tema de la epigenética y la evplución provoca tanta controversia?, pues a mi entender concurren varios problemas. El primero es que internet es internet y cualquier discusión se multiplica como plaga de langostas.
Pero ocurre más, hay manía a Lamarck. Se busca cualquier hueco para negar su contribución a la historia de los estudios de la evolución, y las razones no son atribuíbles ni a Lamarck ni a su libro (que curiosamente ha empezado a aparecer en alguna librería en una edición recién traducida por lo que tengo entendido). la manía viene de 150 años de discusiones retóricas, del abuso de la teoría por personajes tan terribles como Trofim Lysenko (a quien curiosamente se le reconoce alguna aportación al conocimiento de la vernalización en plantas), a la distorsión de entender lo que dijo Lamarck como una especie de evolución como algo que se confecciona voluntariamente y a medida del organismo, a las inacabables discusiones entre evolucionistas y creacionistas que salpican la memoria de los creadores de las teorías con las que argumentan los segundos, y a que muchos biólogos y divulgadores piensan que dejarle un hueco al señor Lamarck en esto de la evolución no es posible porque toda la silla la tiene que ocupar el señor Darwin.
Curiosamente muchos de los que decimos Lamarck en voz alta también tenemos plaza para más gente, entendemos que la endosimbiosis y la Transferencia Lateral de Genes, por citar dos, son también de obligado reconocimiento para comprender un poquito mejor qué es esto de la evolución.

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