La siguiente etapa fue empezar con el óleo. Para lo cual lo primero que hay que tener, según decidí, es un boceto interesante. Me costó bastante hacer este porque la imaginación la tengo muy perezosa, poco trabajada o tal vez exiliada en unas vacaciones permanentes. Cuando lo estaba terminando, una compañera de curso lo miraba con curiosidad; es el problema de tener que dibujar delante de otros, el lápiz deslizándose sobre el papel, el trazo que aparece, el movimiento de los brazos, la cara de ensimasmiento del garabateador, todo llama la atención. Y se quedan mirando fíjamente, no caen en que puede resultar muy molesto, como el que se inclina para atisbar el periódico que está leyendo otro. Por si esto no fuera poco, le pareció oportuno quejarse.
- Yo no entiendo qué es esto que estás haciendo.
Parece que había pensado que estaba realizando el espectáculo para su entretenimiento, y le había decepcionado.
Recuerdo el pelo corto, las gafas anchas y la cara de esperar que le explicara qué era eso. Pocas veces me han dejado tan fácil la réplica.
- Claro, es que no has debido oír nada sobre el surrealismo.
La boca dibujó una línea horizontal, los ojos se entrecerraron y se echó ligeremante hacia atrás. Eso le ha fastidiado, mejor. No volvió a dirigirme la palabra en lo que quedaba de curso. Mucho mejor.
Como mi confianza en la capacidad asesora de la profesora era y es nula, decidí comprar los materiales sin consultar.
Me compré un lienzo tableado por detrás sobre cartón, porque pensaba que facilitaría el trazado del pincel, que debía ser muy preciso. Un gran error.
La pintura no se secaba de una semana a otra, el cartón retrasaba mucho el proceso, esto me lo comentó un compañero de lo más majo. Después de muchas pruebas, cubrí con geso una parte, y en ese trozo por fin pude actuar libremente.
Pero lo cierto es que quedó mal, ni la mezcla de pintura y disolvente había sido muy buena, ni los colores resultaban convicentes. Tardé meses en terminarla. Aprendí bastante sobre cómo pintar fondos y pieles, pero fracasé rotundamente con la hojarasca. La enmarqué y la conservo, el trabajo que me dio.
Y las compañeras seguían animándome. "Acuarelas, dedícate a las acuarelas que se te dan muy bien". "Oh, si pintas tan bien los animalitos, seguro que puedes hacer algo con figura humana. Pero por qué sigues pintando bichos, si puedes hacer más". Yo a estas ya les había cogido cierto cariño. Qué iba a hacer sin su apoyo. Obviamente tener la moral más alta, pero ¿y las risas que me hubiera perdido?.
jueves, 24 de marzo de 2011
miércoles, 23 de marzo de 2011
Cómo hacer dibujos facilitos de leopardos
O cómo empecé a hacer dibujos facilitos de leopardos, elefantes y lo que se me ocurriera (con mayor o menor acierto).
Un día cualquiera me enseñan una esquela de Simon Combes. Mira, este hombre pintaba animales. ¿Qué?, ¿hay gente que vive de pintar animales?, y no tienen que buscar sobresueldo haciendo el típico dibujo a carboncillo de la foto del niño...
Leo la esquela, busco información sobre el pintor, y...es verdad. Vivía y muy bien de eso, de pintar animales con un estilo hiperrealista y lo que es más, lo hacía de cabeza.
Lo cierto es que para poder vivir de esto hace falta trabajar para el mercado angloguiri, aquí en España se valora más el carboncillo del mocoso. Pero...yo no vivo de pintar.
Pues vale, a ver si puedo hacerlo yo.
Y me apunté a unas clases de pintura que dan por aquí.
Me enfrento a una serie de problemas absurdos.
La profesora insiste en que dibujemos del natural ó traigamos una imagen para copiar...no, es que yo quiero inventarme lo que haga.
La profesora no es capaz de distinguir un hipopótamo de un rinoceronte...bueno, chica, tú empieza a dibujar a ver lo que te sale.
Intento dibujar un leopardo, me sale un león con con hidrocefalia y elefantiasis en la pata anterior derecha. Pues no se parece nada a un leopardo, me dice una compañera de curso. Hazlo tú, chica, que lo de hacer observaciones obvias a mi también se me da muy bien.
Cuatro meses después, 28 borradores y un boceto que por fin me convence, de unos guepardos, me planteo por fin, empezar a pintar. Pero no tengo óleos, tengo unos preciosos tubos de acuarela que me salieron más baratos y muchas preguntas que hacer.
La profesora no tiene ni idea de acuarelas, ni interés en darme ninguna indicación válida.
A estas alturas no me esperaba otra cosa.
Me bajo un tutorial estupendo de Sue Dickinson de cómo pintar bichitos a la acuarela. Me compro un cuaderno de din A4. Me entero de lo que es bueno, ponte a dibujar las manchas del guepardito con un pincel 0, 0.0.
Lo consigo, no me ha quedado tan mal.
La profesora me dice qué bonitos los leoncitos. La mujer tiene cierta gusto por las bobadas, y no voy a ser quien se lo eche a perder.
Se lo regalo a una amiga, que lo enmarca y lo cuelga. Qué subidón. Pues nada voy a seguir en esto de dibujar animalitos. Soy una pintamonas.
Y así es como empecé.
(Sí, ya no voy a esas clases).
Un día cualquiera me enseñan una esquela de Simon Combes. Mira, este hombre pintaba animales. ¿Qué?, ¿hay gente que vive de pintar animales?, y no tienen que buscar sobresueldo haciendo el típico dibujo a carboncillo de la foto del niño...
Leo la esquela, busco información sobre el pintor, y...es verdad. Vivía y muy bien de eso, de pintar animales con un estilo hiperrealista y lo que es más, lo hacía de cabeza.
Lo cierto es que para poder vivir de esto hace falta trabajar para el mercado angloguiri, aquí en España se valora más el carboncillo del mocoso. Pero...yo no vivo de pintar.
Pues vale, a ver si puedo hacerlo yo.
Y me apunté a unas clases de pintura que dan por aquí.
Me enfrento a una serie de problemas absurdos.
La profesora insiste en que dibujemos del natural ó traigamos una imagen para copiar...no, es que yo quiero inventarme lo que haga.
La profesora no es capaz de distinguir un hipopótamo de un rinoceronte...bueno, chica, tú empieza a dibujar a ver lo que te sale.
Intento dibujar un leopardo, me sale un león con con hidrocefalia y elefantiasis en la pata anterior derecha. Pues no se parece nada a un leopardo, me dice una compañera de curso. Hazlo tú, chica, que lo de hacer observaciones obvias a mi también se me da muy bien.
Cuatro meses después, 28 borradores y un boceto que por fin me convence, de unos guepardos, me planteo por fin, empezar a pintar. Pero no tengo óleos, tengo unos preciosos tubos de acuarela que me salieron más baratos y muchas preguntas que hacer.
La profesora no tiene ni idea de acuarelas, ni interés en darme ninguna indicación válida.
A estas alturas no me esperaba otra cosa.
Me bajo un tutorial estupendo de Sue Dickinson de cómo pintar bichitos a la acuarela. Me compro un cuaderno de din A4. Me entero de lo que es bueno, ponte a dibujar las manchas del guepardito con un pincel 0, 0.0.
Lo consigo, no me ha quedado tan mal.
La profesora me dice qué bonitos los leoncitos. La mujer tiene cierta gusto por las bobadas, y no voy a ser quien se lo eche a perder.
Se lo regalo a una amiga, que lo enmarca y lo cuelga. Qué subidón. Pues nada voy a seguir en esto de dibujar animalitos. Soy una pintamonas.
Y así es como empecé.
(Sí, ya no voy a esas clases).
viernes, 18 de marzo de 2011
Otra araña
jueves, 17 de marzo de 2011
Feliz día del padre
Normalmente suelo escribir para mi, si alguien lo quiere leer, me da una alegría, que yo también suelo consultar las estadísticas del blog; pero el tono de los posts y la elección de los temas es totalmente personal y no va dirigida al gusto de nadie más que del mío. Esta vez hago una excepción, porque no quiero dejar pasar esta fecha sin señalar algo tan simple como que la paternidad tiene su lugar en el mundo natural.
Hace un tiempo leí un comentario de una mujer que decía algo así que como licenciada en Biológicas, ella sabía muy bien que en la naturaleza la paternidad no existe. Pocas veces me he alegrado tanto de no ser bióloga yo misma, si es esta la clase de cosas que enseñan...
Por naturaleza, según el contexto en el que usaba el término, supongo que se debía entender cualquier animal que no sea el Homo sapiens. Me resulta cargante que se use esta palabra como sinónimo de animal, ¿acaso no existen las plantas?, y los hongos, las bacterias, los virus; y ¿qué hay de el medio, no es naturaleza también?...-no sigo que me estoy desviando-.
Bien, si por paternidad entendemos cuidados parentales a la descendencia, la licenciada se equivoca de plano. Escierto que no es lo más frecuente entre los mamíferos, ni entre los animales en general, pero es fácil encontrar muchos casos en que estos cuidados se dan.
Si se entiende que los machos no saben cuál es su descendencia, también es fácil señalar unas cuantas excepciones. Dejo este ejercicio en manos de quien quiera hacerlo, tengo poco tiempo para escribir ahora.
Si, para terminar, quiso decir que el macho no sabe que la descendencia porta sus genes, pues en todo el reino animal la hembra está igual de desinformada; con la única excepción de Homo sapiens de nuevo -y sólo a partir de los años 70 (del s. XX) más o menos, según el sistema de enseñanza que se tenga.
Conclusión, se puede ser licenciado en Biológicas y decir muchas tonterías. (Yo las digo contínuamente a pesar de no serlo, pero no me respaldo en mi titulación para sostener que algo es una verdad incontestable, que de esas, en la naturaleza, hay muy pocas).
Y la biología me resulta apasionante.
Feliz día del padre, a todos los que cuideis de niños, que dan un trabajo...Disfrutadlo.
Caballito de mar macho pariendo a sus crías (se puede ver una diminuta en la parte izquierda de la imágen).
Crédito de la foto: National Geographic.
Hace un tiempo leí un comentario de una mujer que decía algo así que como licenciada en Biológicas, ella sabía muy bien que en la naturaleza la paternidad no existe. Pocas veces me he alegrado tanto de no ser bióloga yo misma, si es esta la clase de cosas que enseñan...
Por naturaleza, según el contexto en el que usaba el término, supongo que se debía entender cualquier animal que no sea el Homo sapiens. Me resulta cargante que se use esta palabra como sinónimo de animal, ¿acaso no existen las plantas?, y los hongos, las bacterias, los virus; y ¿qué hay de el medio, no es naturaleza también?...-no sigo que me estoy desviando-.
Bien, si por paternidad entendemos cuidados parentales a la descendencia, la licenciada se equivoca de plano. Escierto que no es lo más frecuente entre los mamíferos, ni entre los animales en general, pero es fácil encontrar muchos casos en que estos cuidados se dan.
Si se entiende que los machos no saben cuál es su descendencia, también es fácil señalar unas cuantas excepciones. Dejo este ejercicio en manos de quien quiera hacerlo, tengo poco tiempo para escribir ahora.
Si, para terminar, quiso decir que el macho no sabe que la descendencia porta sus genes, pues en todo el reino animal la hembra está igual de desinformada; con la única excepción de Homo sapiens de nuevo -y sólo a partir de los años 70 (del s. XX) más o menos, según el sistema de enseñanza que se tenga.
Conclusión, se puede ser licenciado en Biológicas y decir muchas tonterías. (Yo las digo contínuamente a pesar de no serlo, pero no me respaldo en mi titulación para sostener que algo es una verdad incontestable, que de esas, en la naturaleza, hay muy pocas).
Y la biología me resulta apasionante.
Feliz día del padre, a todos los que cuideis de niños, que dan un trabajo...Disfrutadlo.
Caballito de mar macho pariendo a sus crías (se puede ver una diminuta en la parte izquierda de la imágen).
Crédito de la foto: National Geographic.
Si quereis saber más os puede interesar esta par de enlaces:
Sobre los Sygnathidae (familia del caballito de mar).
Sobre algunos sapos machos que portan los huevos: Sapo de Surinam. En España tenemos una especie -al menos- estupenda que hace algo parecido, lo dejo como apunte.
Redacto escuchando "When Tomorrow Comes" de Eurythmics.
Sobre los Sygnathidae (familia del caballito de mar).
Sobre algunos sapos machos que portan los huevos: Sapo de Surinam. En España tenemos una especie -al menos- estupenda que hace algo parecido, lo dejo como apunte.
Redacto escuchando "When Tomorrow Comes" de Eurythmics.
viernes, 4 de marzo de 2011
Vadeorejas
Que yo sepa sólo los mamíferos tienen orejas constituídas por cartílagos. Es una característica muy inherente a nuestro aspecto. No se sabe bien en qué momento comenzaron a perfilarse adornando (por lo general) los laterales de nuestras (más o menos) peludas cabezas, pero en principio todos esperamos encontrarlas al mirar a un bicho de nuestro propio orden.
Pero no siempre es así.
Algunos pertenecen a grupos que no la desarrollaron, como el edquina, monotrema.
Otros las fueron reduciendo de tamaño hasta que en algunos casos desaparecieron, como son los mamíferos marinos.
En un tercer lugar están aquellos que no sé si proceden de animales que las tuvieron y las perdieron, o que jamás llegaron a exhibirlas, como el topo, el pangolín y el perezoso.
(Por cierto que es difícil encontrar un bicho más raro que un perezoso, para mi tiene más mérito como animal curioso que el ornitorrinco).
Me queda la curiosidad del aspecto real que tendrían tantos mamíferos extinguidos de los que tenemos unas imágenes espectaculares gracias a los paleoilustradores, que trabajan a partir de evidencias científicas, relaciones de parentesco, y principalmente huesos. Pero las orejas, hechas de cartílago, dejan poca huella fósil, si alguna. Sigue habiendo mucho espacio para la imaginación, la de ellos y la nuestra. A disfrutar.
Pero no siempre es así.
Algunos pertenecen a grupos que no la desarrollaron, como el edquina, monotrema.
Otros las fueron reduciendo de tamaño hasta que en algunos casos desaparecieron, como son los mamíferos marinos.
En un tercer lugar están aquellos que no sé si proceden de animales que las tuvieron y las perdieron, o que jamás llegaron a exhibirlas, como el topo, el pangolín y el perezoso.
(Por cierto que es difícil encontrar un bicho más raro que un perezoso, para mi tiene más mérito como animal curioso que el ornitorrinco).
Me queda la curiosidad del aspecto real que tendrían tantos mamíferos extinguidos de los que tenemos unas imágenes espectaculares gracias a los paleoilustradores, que trabajan a partir de evidencias científicas, relaciones de parentesco, y principalmente huesos. Pero las orejas, hechas de cartílago, dejan poca huella fósil, si alguna. Sigue habiendo mucho espacio para la imaginación, la de ellos y la nuestra. A disfrutar.
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