En agosto de 2009 escribí esto:
Me gustaría que fueran muchos más, pero es lo mínimo que le pido al día.
Cuatro minutos, el tiempo de alguna canción larga que adoro, el tiempo
de un café rápido pero animado, cuatro minutos sólamente, hacen tanto
bien.
Tanta vida malgastada en quejarnos al primero que nos
encontramos, tantas veces repitiendo las mismas cosas días tras días,
tantos extractos de conversaciones que oímos que no tienen más sustancia
que la queja. Me aburren.
Quiero mis cuatro minutos todos los días.
Una
canción relajadita de REM, suerte tengo de que me guste tanto la música
de este grupo y otros que no están dentro de la afilada sombra de la
desgraciada Sgae. [Nota de 2016: Lo reconozco, en esta última frase metí la pata hasta el corvejón. Pero la canción sigue siendo tan bella como entonces, mucho más a la mañana siguiente de haber nadado de noche, como es el día de hoy].
Nightswimming
En Septiembre de 2016 añado:
En muchos aspectos sigo sin saber qué es una vida que merece la pena ser vivida, pero en este estoy totalmente segura, y de acuerdo con mi yo de 2009. La conversación es uno de los ejes que marcan la importancia de los días que vivimos.
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