En este interesante artículo sobre la desaparición de Cahokia, una ciudad estado del primer milenio de nuestra era en Mossouri, se habla del colapso de su población y de que los pocos supervivientes de su decadencia probablemente volvieran a una vida nómada a pesar de descender de muchas generaciones de población urbana sedentaria. (https://arstechnica.com/science/2020/01/ancient-poop-reveals-what-happened-after-the-fall-of-cahokia/). Esta dinámica de fracaso ecológico y colapso civilizatorio se ha repetido varias veces en el continente americano.
En este otro post da información de gran interés acerca de que se sabe que las demografía indígena precolombina tenía características muy definidas ya observadas antes de la llegada de Colón. No obstante, cuando se afirma que este proceso [de disminución de la población indígnea tras fue absolutamente catastrófico y se mencionan cifras de muerte millonarias, siempre se olvidan de que:
Los usos tecnológicos y sociales en América no parecen congruentes con una explotación de recursos suficiente para mantener poblaciones que ni siquiera se alcanzaban en la India en esa época.
La evidencia biomédica de ausencia de flujo genético e inmune es incompatible con densidades de población altas.
Sin embargo nada de esto trasciende a la discusión sobre la denominada "catástrofe demográfica" (que lo fue) en sitios tales como la wikipedia, en el artículo sobre este asunto.
De modo que si eres lego en la materia, y todos hemos empezado siendo legos, posiblemente solo tengas acceso a la información -que sí que se da- de que se han realizado decenas de estimas sobre la población precolombina existente justo en el momento de la llegada de Colón, y que arrojan resultados dispares, desde poco más de 8 millones de habitantes hasta más de 100 millones o incluso de setecientos en algún caso.
De hecho, las diferencias entre las cifras estimadas de población, son tan altas que los proponentes de las mismas se agrupan, extraoficialmente, en tres corrientes diferentes, las alcistas (en inglés los apodan los "grandes contadores") la mediana y la baja.
Esto no tendría mayor interés fuera del mundo académico si no fuera porque algunas de las cifras dadas por los "grandes contadores" han trascendido fuera de la academia, y es muy común leer en internet, e incluso en artículos académicos de este milenio cosas como "ya se ha demostrado que la población de México central en 1519 era superior a 25 millones de personas".
De hecho este "demostrado" era un temor que expresó un académico ya en la década de 1950, que se tomaran por ciertas y demostradas cifras que solo venían de especulaciones a partir de la elaboración de ciertos métodos.
Por todo esto, el historiador David P Henige de la universidad de Ocklahoma escribió en 1998 el libro Numbers from Nowhere, en el que realiza un análisis crítico, muy mordaz, irrigado de académica locuacidad, sobre cómo se realizaron las estimas de población de los "grandes contadores".
En el capítulo 4 del mismo ("Damning the Torpedoes" que se podría traducir como cuesta abajo y sin frenos) dedica un extenso análisis al trabajo de Borah y Cook de 1963, sobre la población en México central en el que critica muy especialmente la forma en la que se dedujo la cifra de 25 millones de habitantes para esta zona en 1519 (hay que destacar que el primer intento de censo sistematizado de la misma zona se realizó en 1548(.
En el mismo expone el gran problema, que siempre se asume que la población estaba al máximo en esa fecha y que después de la misma siempre fue a la baja a pesar de que un censo posterior de 1563 dio cifras superiores de habitantes indígenas. Esto se contempla fácilmente viendo esta gráfica que se comparte a menudo por internet:
Recuerdo que antes de 1548 no hay ningún intento sistemático de contaje de indígenas en esta zona, y después, en 1563, un censo arrojó cifras superiores a las de 1548.
Para ajustar esta curva, lo primero que debieron hacer Borah y Cook fue obtener las cifras de habitantes durante el año 1548, para lo cual introdujeron una enorme cantidad de premisas sin comprobar para interpretar una colección de datos sobre tributarios recogidos en diferentes años por distintos autores, que no abarcaban toda la población. Sin justificación real ninguna, dijeron que dichos censos (las llamadas "Suma de Visitas") solo contaba a los casados, hombres, y en buen estado de salud y que a partir de ahí había que multiplicar el número por más de dos.
De este modo terminan por multiplicar por 4,4 la cifra arrojada por la Suma de Visitas y de poco más un millón trescientos mil indígenas y la convierten en siete millones cuatrocientos mil. Como caso curioso, en Tlaxcala, de un censo de 30 000 tributarios, deducen que la población es en total de 630 000 habitantes.
Toman por cierto algunos reportes de los frailes a la corona en los que hablan de haber bautizado a 14 000 indígenas en un día (lo cual implica el valiente esfuerzo de bautizar 10 indígenas al minuto, sin parar ni para beber agua, en 24 horas seguidas).
Hay más datos jugosos en la crítica de Henige, como que Borah y Cook asumen acríticamente, y sin justificarlo de ninguna forma, las cifras dadas por Bartolomé de las Casas para los habitantes originales de la Española, y su mortalidad después de la llegada (y explotación) por los españoles, a pesar de que dichas cifras arrojan una capacidad de carga en la isla muy superior a la de cualquier lugar habitado por población que no practica una agricultura intensiva para cualquier momento de la historia.
Zambardino, un especialista en estadísitica, también repasó las cifras suministradas por Borha y Cook y se enojó por la ausencia de medidas estadísticas para corregir el efecto acumulativo de variables con un gran margen de error. De hecho según su estima tomando como referencia las fuentes usadas por Borah y Cook, dijo que la población en México Central en 1519 solo se podría llevar a la cifra de 5 a 10 millones de habitantes.
Y así un rosario de objecciones académicas más, como las de Rosenlat (autor de otra estima demográfica de la población precolombina, mucho más baja, de unos 14 millones de personas en toda América), quien señaló que había tres niveles de manipulación en las cifras de Borah y Cook.
En fin, quien quiera ver más, puede acceder a la crítica académica a través del libro de Henige.
Pongo esto como muestra de que se han difundido cifras que están lejos de estar aceptadas oficialmente como ciertas.
La descripción más acertada de hasta qué punto son cifras "extraordinarias" (en el sentido de sorprendentemente altas) la dio el propio estadísitico Zambardino:
Los ocho millones estimados por Borah y Cook darían a la Española la misma población que España y el doble de la población de las Islas Británicas en el siglo XVI. De manera similar, la población de veinticinco millones que estiman para el centro de México (que cubre una superficie de aproximadamente una cuarta parte del México actual) es aproximadamente la mitad del valor registrado para China en ese momento y equivalente a la población de todas las posesiones europeas de Carlos. V, de Alemania a España1 En el contexto de las poblaciones actuales, La Española alcanzó la cifra de población de 1492 solo en los últimos censos de 1970 y 1971. El centro de México tenía una población de solo veinte millones en 1900 y no habría alcanzado la cifra de población de 1492. Cifra de 1518 hasta el último censo de 1970 (después de más de cuarenta años de “explosión demográfica”), a pesar de la enormidad de la metrópolis de la Ciudad de México con una población de más de siete millones
Y como dijo muy bien en su día Carl Sagan, afirmaciones extraordinarias exigen pruebas extraordinarias.
Sin embargo las "pruebas" aportadas por Borah y Cook no tienen nada de extraordinarias en el sentido de "sólidas" o creíbles. Más bien todo lo contrario.
Aun así su afirmación de que tras la epidemia moría el 95% de la gente, tuvo éxito en el otro gran contador, Henry Dobyns.
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Si Borah y Cook tenían pocos registros sobre los que trabajar, Dobyns tuvo aun menos, pero eso no le adredó. Comenzó elevando la cifra de habitantes para México Central, usando los mismos artificios, suponer que había indios escondidos en alguna parte. Así elevó la población a más de 30 millones.
Lo más interesante de Dobyns es que siempre usó, sin motivo alguno, ratios de un 95% de muertes tras las epidemias para cualquier lugar de América, y lo justificó tanto buscando testimonios de poco fiar como jugando con los números de los censos tanto y más que habían hecho Borah y Cook.
Así Dobyns anotó literalmente que la epidemia había matado a 4 millones de indios en Venezuela, tal y como había afirmado Bartolomé de las Casa, a pesar de que de las Casas se había molestado, por una vez, en dejar claro de que hablaba de una suposición suya añadiendo "a mi parecer".
Incurrió en numerosas manipulaciones más, tales como usar otros registros de dudosa procedencia, incluso aunque fueran del siglo XVII. O no hacer buenas traducciones de términos comunes en la época, de modo que interpretó la expresión "Tierra Adentro" como Perú, pasando por alto que en la época esta expresión se solía usar para toda sudamérica o incluso sudamérica y centroamérica.
Después de exponer los registros a su ingeniería, su cálculo fue de una población de unos 100 millones de habitantes.
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Pues esta es una breve introducción a las hazañas manipulatorias de Borah y Cook por un lado, y de Henri Dobyns por el otro.
Durante un tiempo fueron venerados por la academia, en un debate que realmente perdió el contacto con la realidad de las circunstancias ecológicas, sociales y agronómicas de las poblaciones nativas precolombinas.
Gracias a críticos como Henige conocemos el nulo valor científico de su metodología.
No obstante sus cifras se siguen citando e incluso usando en nuevos trabajos académicos.
De modo que cuando lean sobre poblaciones superiores a 100 millones de habitantes en América o tasas de mortalidad superior al 90% tras la viruela, siempre están detrás estos trabajos que como dijo Henige sacaban sus números de la nada. O de la chistera.
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Pequeña nota sobre la viruela
Durante mucho tiempo se ha sostenido que la viruela provocaba tasas de mortalidad superiores al 90% entre los indígenas americanos por no tener exposición previa a la misma. Pero esto no cuadra con lo que sabemos sobre la viruela:
Existían varias formas clínicas pero la más frecuente y quizás la peor era la que se denomina viruela mayor. Se trataba de una enfermedad que se transmitía habitualmente por contacto directo con enfermos. El contagio indirecto a través de objetos o por el aire a mayor distancias era posible pero mucho más difícil. De hecho, por lo común el contagio era más frecuente entre allegados por lo que podría arrasar familias enteras y dejar otras indemnes. Tras una a dos semanas de "incubación" asintomática y durante la cuál parece ser que no existía posibilidad de contagio, comenzaba un cuadro verdaderamente grave que producía gran quebranto y dejaba a los pacientes postrados con una letalidad del 30% (muy lejos del 90% que se afirma que tuvo en América).
Se trataba por tanto de una enfermedad que producía epidemias con un avance limitado por la necesidad de contacto sostenido con enfermos en la fase sintomática, algo que en general se evitaba. El virus disponía de un sistema dirigido a bloquear la acción de los interferones, lo que dificultaba al sistema inmune del enfermo responder a la infección inicialmente. De ahí que la susceptibilidad a la misma y la gravedad del cuadro no estaban por lo que se ve muy condicionados por el origen étnico, genético etc, pues no existía inmunidad natural sino adquirida por infección entre los supervivientes.
Esta inmunidad comenzaba a desaparecer a partir de los 10 años más o menos. Debido a ello las oleadas acontecían cada 12 a 20 años y solían durar como mucho dos o tres con una expansión geográfica más lenta que la observada por ejemplo en la gripe, el COVID o la peste, con excepciones puntuales.
En aquella época por lo que yo sé, no existía epidemia en Europa por lo que su prevalencia debería ser baja. Más baja aún en los embarcados ya que no parece razonable embarcar a alguien con síntomas que es cuando resulta contagiosa. Podría embarcar en fase asintomática e iniciar un ciclo epidémico de contagios, pero debería suceder que alguien permaneciera en fase activa al arribar a América. La duración del viaje era de semanas si el barco era militar y más de dos meses si no lo era. Por tanto, la probabilidad de llevar la infección a América debía de ser necesariamente baja. Esto sin contar que se realizaba cuarentena en las naves en las que se detectaban enfermos de viruela. Hasta ese momento habían embarcado sólo varones adultos, es decir, uno de los grupos poblacionales con mayo porcentaje de inmunidad adquirida. El número de viajeros fue en cualquier caso verdaderamente diminuto.
- Tenemos sin embargo que diversas fuentes aseguran que ya en 1518 había llegado la viruela a América en un barco Portugués que traficaba con esclavos y material de contrabando. Esta rapidez en la llegada de la enfermedad y por añadidura con estos condicionantes, me resultan verdaderamente difíciles de creer. Me parece que se debería poner en duda todo el asunto. Pero sigamos.
- Según la descripción historiográfica no sólo llegó tan rápido, sino que en dos años había adquirido carácter epidémico en la región y era la causante de millones de muertos a centenares de kilómetros del puerto que inició el foco de diseminación. ¿Cómo es esto posible en una sociedad en la que los viajes se realizaban sin animales de tiro? Si en Europa con rutas comerciales seculares, viajes a caballo o en barco no avanzaba tan rápido ¿cómo es esto? A pie y con viruela no se llega muy lejos y a través de objetos el contagio es difícil, por lo que la historia se vuelve totalmente increíble.
- Respecto a la repercusión en mesoamérica, he leído autores que indican a principios del siglo XVI una pérdida de población cercana al 90% en menos de cincuenta años y plantean una asociación cronológica con brotes de viruela que se suceden en el tiempo en intervalos de unos 6 años en algún caso. Si la cronología es poco verosimil, esa mortalidad es verdaderamente marcianesca. Durante las oleadas epidémicas la incidencia acumulada podría ser quizás del 10%. Aún si fuera mayor e incluso superior a la de la gripe, si de este porcentaje se muere el 30% la cantidad de fallecidos en cada oleada debería debería ser una fracción pequeña del total que es incompatible con la muerte del 90· de la población en 50 años durante los cuales cabría esperar como mucho 4 brotes epidémicos.
- Es decir, si la viruela llegó a América cuando dicen y tal como lo dicen algunos autores, deberíamos replantearnos la virología y la epidemiología de los libros de texto de medicina, porque lo que nos cuentan resulta totalmente incongruente. Si llegó y generó algún grado de deterioro poblacional o dificultades sociales que influyeron en la evolución de hechos…mmmhh, eso es algo más factible, pero aún me resulta difícil de aceptar sin que existieran circunstancias especiales (y no me vengan con tonterías de que los españoles iban a caballo y violaban a troche y moche, seamos adultos por favor). Hasta la fecha no conozco ninguna prueba paleopatológica que apoye lo de la viruela y las descripciones de la época debieron ser proporcionadas por personas sin conocimientos de medicina, por lo que no entiendo muy bien por qué se da por cierto este relato.
Lo más importante es que es muy difícil que la viruela provocara mortalidades del 90% (salvo en casos que se diera en poblaciones de forma súbita, con familias en las que todos enfermaran a la vez y no pudieran cuidarse entre sí, lo cual es casi imposible porque como ya se ha dicho la viruela avanza lentamente) y que los españoles no tenían inmunidad natural a la misma pasados unos años de haberla sufrido.
Pero cada vez hay más consenso en que lo que sufrió Tenochtitlan fue salmonella: https://elpais.com/elpais/2018/01/15/ciencia/1515997924_751783.html
En el enlace de leyenda negra, también se puede leer al respecto.
Por supuesto hay que añadir que los nativos sufrían de sus propias enfermedades infecciosas, tales como la propia salmonella. En este estudio se recogen algunas: https://www.redalyc.org/pdf/112/11202107.pdf
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