domingo, 19 de junio de 2022

Causas genéticas y genómicas de las Variaciones del Desarrollo Sexual (1/2)

 Antes de leer:

Escribí este texto hace más de dos años, y me costó mucho investigarlo pero me centré más en las causas físicas de estas condiciones que en cómo las perciben las personas que nacen con ellas. Después de este tiempo quiero decir que la denominación de "Variaciones del Desarrollo Sexual" (VDS) me parece más respetuosa hacia este conjunto de personas.

El tacto y respeto al hablar de todas estas variaciones es importante por diversos motivos:

- Estas personas nacen con estas características físicas, y un alto porcentaje con otro tipo de alteraciones de la salud asociadas a estas diferencias. Han sufrido discriminación e incomprensión desde siempre. En estos últimos años, a ello se le añade el agravio de que colectivos transactivistas usen sus VDS para afirmar que no existe el sexo, o que es un contínuo, o que ellos están entre dos sexos, sin contar con su opinión. Por todos estos motivos, pienso que la palabra intersexual, o intersex (tal como la usamos muchas veces en España) es muy desafortunada para denominarlos como conjunto.

- Existen más de 40 causas diferentes que se agrupan dentro de estas siglas, VSD. Pero cada una es diferente a las otras, de modo que estas personas como grupo no constituyen de ninguna manera un ejemplo de transición gradual de un sexo al otro. El artículo del Scientific American https://blogs.scientificamerican.com/sa-visual/visualizing-sex-as-a-spectrum/ y especialmente la gráfica con la que lo ilustran no son sólo engañosos, sino un ejemplo de mala divulgación de la ciencia y de cosificación de este grupo de personas. Una mujer con síndrome de Turner no es más mujer que otra con síndrome de hiperplasia suprarrenal congénita, por poner un ejemplo. Y es totalmente imposible transitar de una forma de VSD a otra, no hay un continuo de formas de VSD, cada una de ellas es diferente a las otras, y algunas son tan extrañas que sólo se ha descrito un caso, uno solo entre los miles de millones de seres humanos que existimos.

- Las VSD representan variaciones respecto a las formas de diferenciarse un sexo u otro. Por ejemplo, el síndrome de Klinefelter únicamente se presente entre varones, mientras que el clítoris agrandado por el síndrome de hiperplasia supradrenal congénita es propio de mujeres (obviamente).

- Nunca se tuvo duda sobre el sexo de personas con síndrome de Turner, síndrome de Klinefelter o hiperplasia supradrenal congénita. De hecho algunos médicos se opusieron a que estos cuadros se agruparan dentro del conjunto de VSDs.

- Si algo implica la palabra intersexual es que haya una ambigüedad. Puede ser que la genitalia externa no corresponda con las gónadas internas, o que el sexo aparente de la persona no se corresponda con su dotación de cromosomas sexuales. Esta palabra debería usarse para explicar la dificultad de los médicos para decidir cuál es el sexo de un bebé; o bien para ayudar a estas personas más tarde en su vida en una consulta médica. No para asignársela directamente a estas personas, y mucho menos como colectivo.

- La frecuencia de personas que presentan verdadera ambigüedad, intersexuales, es extraordinariamente baja, de unos 18 individuos cada 100 000 personas.  Cada uno con su cuadro clínico, es decir, la frecuencia de cada cuadro clínico por separado es aún más baja.

 

La biología es la ciencia de la complejidad, y ya conoceis la teoría del caos, las cosas no siempre salen como se esperan.

La diferenciación sexual es el proceso anatómico y fisiológico desde la concepción hasta la pubertad en el que se adquieren las características sexuales de uno de los dos sexos:

  • La determinación sexual del embrión, si será niña o niño, es genética. La norma en nuestra especie es que el gen que dispara la diferenciación hacia el sexo masculino, el gen SRY, esté en el cromosoma Y, de modo que las mujeres tenemos dos cromosomas X (XX) y los hombres un cromosoma X y uno Y. Aparte de los cromosomas sexuales (XX en mujeres, XY en hombres), hay numerosos genes que tienen un peso muy activo en el proceso de diferenciación.
  • Hacia las 5 semanas de vida intrauterina (ó 3 semanas después de la ovulación) comienza la diferenciación de las gónadas hacia testículos u ovarios, el "sexo gonadal". Si el embrión tiene el gen SRY, desarrollará testículos. Si no los tiene, desarrollará ovarios. Contrariamente a la creencia tan extendida de que los embriones se diferenciarían hacia hembra, o niña, en ausencia de genes "pro-niño", lo cierto es que en un primer momento el embrión desarrolla unas gónadas bipotenciales, y una cascada de genes interviene en que estas gónadas se diferencien en ambos sexos. En realidad este proceso termina en la pubertad. Pero insisto una vez más, sí existe un gen que dispara la diferenciación, en caso de los varones, el gen SRY.
  • Una vez las gónadas han adquirido cierto desarrollo y diferenciación, se inicia la diferenciación de los conductos y genitales que correspondan a un niño o niña, es el "sexo fenotípico". Para ello es importante la acción de las gónadas que generan hormonas y del ambiente hormonal del propio útero debido al equilibrio hormonal de la madre. Este proceso comienza hacia las 7 semanas de gestación (ó 5 semanas después de la ovulación). En realidad, este proceso termina en la pubertad.

Se conocen al menos 40 genes ligados a este fenómeno.

En la imagen de abajo (tomada de aquí) se muestran los genes que tienen un papel más fuerte en la formación de la gónada embrionaria indiferenciada / bipotencial y su diferenciación a ovario (rojo) o testículo (azul).

¿Por qué se producen los casos de intersexualidad?

La diferenciación sexual normal depende de un delicadísimo equilibrio entre el control genético de los genes necesarios para la misma, las hormonas producidas por las gónadas cuando comienzan a funcionar y el ambiente hormonal del propio útero y de las enzimas que controlan la producción de estas hormonas.

Etapas de la diferenciación

Como he mencionado en la introducción, los casos en los que existe una ambigüedad verdadera entre sexo fenotípico y sexo genético, o órganos sexuales de los dos sexos, se limitan a un 0,0018% de la población.

No hay que considerar como "ambiguo" una desviación del número de cromosomas sexuales. La monosomía X da lugar a mujeres. No existe monosomía Y, porque los embriones no llegan a nacer. Cualquier tipo de polisomía que implique un cromosoma Y con un gen SRY activo da lugar a varones, y las que no, a mujeres, de modo que una persona con una dotación XYY es un hombre, y una con una dotación XXXXX (hay una niña viva con esta polisomía) es una mujer -o niña, en este caso-.

Se ha extendido la idea de que hay alrededor de un 1,7% de "intersexuales" a nivel mundial. Esta cifra viene de la fantasía no científica de la autora Anne Fausto Sterling, que hizo el cálculo agrupando en esta palabra a cualquier persona que tuviera algún rasgo que la alejara de la idea "platónica" (la palabra es suya) de mujer u hombre. De este modo incluyó en estas condiciones el síndrome de hiperplasia adrenal de aparición tardía (LOCAH por sus siglas en inglés) que se diagnostica alrededor de la pubertad y que provoca acné, exceso de vello y algunos problemas más, pero que no tienen ni genitales ambiguos ni dotación cromosómica inahabitual.

El hecho de que se haya dado tanta importancia a un ensayo escrito por una persona que no tiene formación científica en biología del desarrollo ya nos da una idea de cómo la divulgación de la ciencia está apoyando cierto tipo de activismo político. Como ya dije en la entrada, el transactivismo. Una de las mayores lacras que soporta la biología desde hace al menos cinco años.

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