En
el capítulo 4 del mismo ("Damning the Torpedoes" que se podría traducir como cuesta abajo y sin frenos) dedica un extenso
análisis al trabajo de Borah y Cook de 1963, sobre la población en México
central en el que critica muy especialmente la forma en la que se dedujo
la cifra de 25 millones de habitantes para esta zona en 1519 (hay que
destacar que el primer intento de censo sistematizado de la misma zona
se realizó en 1548(.
En
el mismo expone el gran problema, que siempre se asume que la población
estaba al máximo en esa fecha y que después de la misma siempre fue a
la baja a pesar de que un censo posterior de 1563 dio cifras superiores
de habitantes indígenas. Esto se contempla fácilmente viendo esta
gráfica que se comparte a menudo por internet:
Recuerdo
que antes de 1548 no hay ningún intento sistemático de contaje de
indígenas en esta zona, y después, en 1563, un censo arrojó cifras
superiores a las de 1548.
Para
ajustar esta curva, lo primero que debieron hacer Borah y Cook fue
obtener las cifras de habitantes durante el año 1548, para lo cual
introdujeron una enorme cantidad de premisas sin comprobar para interpretar una colección de datos sobre tributarios recogidos en diferentes años por distintos autores, que no abarcaban toda la población. Sin justificación real ninguna, dijeron que dichos censos (las llamadas "Suma de Visitas") solo contaba a los casados, hombres, y en buen estado de
salud y que a partir de ahí había que multiplicar el número por más de dos.
De este modo terminan por multiplicar por 4,4 la cifra arrojada por la Suma de Visitas y de poco más un millón trescientos mil indígenas y la
convierten en siete millones cuatrocientos mil. Como caso curioso, en
Tlaxcala, de un censo de 30 000 tributarios, deducen que la población es
en total de 630 000 habitantes.
Toman por cierto algunos reportes de los frailes a la corona en los que hablan de haber bautizado a 14 000 indígenas en un día (lo cual implica el valiente esfuerzo de bautizar 10 indígenas al minuto, sin parar ni para beber agua, en 24 horas seguidas).
Hay
más datos jugosos en la crítica de Henige, como que Borah y Cook asumen
acríticamente, y sin justificarlo de ninguna forma, las cifras dadas
por Bartolomé de las Casas para los habitantes originales de la
Española, y su mortalidad después de la llegada (y explotación) por los
españoles, a pesar de que dichas cifras arrojan una capacidad de carga
en la isla muy superior a la de cualquier lugar habitado por población
que no practica una agricultura intensiva para cualquier momento de la
historia.
Zambardino,
un especialista en estadísitica, también repasó las cifras
suministradas por Borha y Cook y se enojó por la ausencia de medidas
estadísticas para corregir el efecto acumulativo de variables con un
gran margen de error. De hecho según su estima tomando como referencia
las fuentes usadas por Borah y Cook, dijo que la población en México
Central en 1519 solo se podría llevar a la cifra de 5 a 10 millones de
habitantes.
Y
así un rosario de objecciones académicas más, como las de Rosenlat
(autor de otra estima demográfica de la población precolombina, mucho
más baja, de unos 14 millones de personas en toda América), quien señaló
que había tres niveles de manipulación en las cifras de Borah y Cook.
En fin, quien quiera ver más, puede acceder a la crítica académica a través del libro de Henige.
Pongo esto como muestra de que se han difundido cifras que están lejos de estar aceptadas oficialmente como ciertas.
La
descripción más acertada de hasta qué punto son cifras
"extraordinarias" (en el sentido de sorprendentemente altas) la dio el
propio estadísitico Zambardino:
Los
ocho millones estimados por Borah y Cook darían a la Española la misma
población que España y el doble de la población de las Islas Británicas
en el siglo XVI. De manera similar, la población de veinticinco millones
que estiman para el centro de México (que cubre una superficie de
aproximadamente una cuarta parte del México actual) es aproximadamente
la mitad del valor registrado para China en ese momento y equivalente a
la población de todas las posesiones europeas de Carlos. V, de Alemania a
España1 En el contexto de las poblaciones actuales, La Española alcanzó
la cifra de población de 1492 solo en los últimos censos de 1970 y
1971. El centro de México tenía una población de solo veinte millones en
1900 y no habría alcanzado la cifra de población de 1492. Cifra de 1518
hasta el último censo de 1970 (después de más de cuarenta años de
“explosión demográfica”), a pesar de la enormidad de la metrópolis de la
Ciudad de México con una población de más de siete millones
Y como dijo muy bien en su día Carl Sagan, afirmaciones extraordinarias exigen pruebas extraordinarias.
Sin embargo las "pruebas" aportadas por Borah y Cook no tienen nada de extraordinarias en el sentido de "sólidas" o creíbles. Más bien todo lo contrario.
Aun así su afirmación de que tras la epidemia moría el 95% de la gente, tuvo éxito en el otro gran contador, Henry Dobyns.
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Si Borah y Cook tenían pocos registros sobre los que trabajar, Dobyns tuvo aun menos, pero eso no le adredó. Comenzó elevando la cifra de habitantes para México Central, usando los mismos artificios, suponer que había indios escondidos en alguna parte. Así elevó la población a más de 30 millones.
Lo más interesante de Dobyns es que siempre usó, sin motivo alguno, ratios de un 95% de muertes tras las epidemias para cualquier lugar de América, y lo justificó tanto buscando testimonios de poco fiar como jugando con los números de los censos tanto y más que habían hecho Borah y Cook.
Así Dobyns anotó literalmente que la epidemia había matado a 4 millones de indios en Venezuela, tal y como había afirmado Bartolomé de las Casa, a pesar de que de las Casas se había molestado, por una vez, en dejar claro de que hablaba de una suposición suya añadiendo "a mi parecer".
Incurrió en numerosas manipulaciones más, tales como usar otros registros de dudosa procedencia, incluso aunque fueran del siglo XVII. O no hacer buenas traducciones de términos comunes en la época, de modo que interpretó la expresión "Tierra Adentro" como Perú, pasando por alto que en la época esta expresión se solía usar para toda sudamérica o incluso sudamérica y centroamérica.
Después de exponer los registros a su ingeniería, su cálculo fue de una población de unos 100 millones de habitantes.
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Pues esta es una breve introducción a las hazañas manipulatorias de Borah y Cook por un lado, y de Henri Dobyns por el otro.
Durante un tiempo fueron venerados por la academia, en un debate que realmente perdió el contacto con la realidad de las circunstancias ecológicas, sociales y agronómicas de las poblaciones nativas precolombinas.
Gracias a críticos como Henige conocemos el nulo valor científico de su metodología.
No obstante sus cifras se siguen citando e incluso usando en nuevos trabajos académicos.
De modo que cuando lean sobre poblaciones superiores a 100 millones de habitantes en América o tasas de mortalidad superior al 90% tras la viruela, siempre están detrás estos trabajos que como dijo Henige sacaban sus números de la nada. O de la chistera.
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Pequeña nota sobre la viruela
Durante mucho tiempo se ha sostenido que la viruela provocaba tasas de mortalidad superiores al 90% entre los indígenas americanos por no tener exposición previa a la misma. Pero esto no cuadra con lo que sabemos sobre la viruela:
Existían varias formas clínicas pero la más frecuente y quizás la peor era la que se denomina viruela mayor. Se
trataba de una enfermedad que se transmitía habitualmente por contacto
directo con enfermos. El contagio indirecto a través de objetos o por el
aire a mayor distancias era posible pero mucho más difícil. De hecho,
por lo común el contagio era más frecuente entre allegados por lo que
podría arrasar familias enteras y dejar otras indemnes. Tras una a dos
semanas de "incubación" asintomática y durante la cuál parece ser que no
existía posibilidad de contagio, comenzaba un cuadro verdaderamente
grave que producía gran quebranto y dejaba a los pacientes postrados con
una letalidad del 30% (muy lejos del 90% que se afirma que tuvo en América).
Se trataba por tanto de una enfermedad que
producía epidemias con un avance limitado por la necesidad de contacto
sostenido con enfermos en la fase sintomática, algo que en general se
evitaba. El virus disponía de un sistema dirigido a bloquear la acción
de los interferones, lo que dificultaba al sistema inmune del enfermo
responder a la infección inicialmente. De ahí que la susceptibilidad a
la misma y la gravedad del cuadro no estaban por lo que se ve muy
condicionados por el origen étnico, genético etc, pues no existía
inmunidad natural sino adquirida por infección entre los supervivientes.
Esta inmunidad comenzaba a desaparecer a partir de los 10 años más o
menos. Debido a ello las oleadas acontecían cada 12 a 20 años y solían
durar como mucho dos o tres con una expansión geográfica más lenta que
la observada por ejemplo en la gripe, el COVID o la peste, con
excepciones puntuales.
En aquella época por lo que yo sé, no existía
epidemia en Europa por lo que su prevalencia debería ser baja. Más baja
aún en los embarcados ya que no parece razonable embarcar a alguien con
síntomas que es cuando resulta contagiosa. Podría embarcar en fase
asintomática e iniciar un ciclo epidémico de contagios, pero debería
suceder que alguien permaneciera en fase activa al arribar a América. La
duración del viaje era de semanas si el barco era militar y más de dos
meses si no lo era. Por tanto, la probabilidad de llevar la infección a
América debía de ser necesariamente baja. Esto sin contar que se
realizaba cuarentena en las naves en las que se detectaban enfermos de
viruela. Hasta ese momento habían embarcado sólo varones adultos, es
decir, uno de los grupos poblacionales con mayo porcentaje de inmunidad
adquirida. El número de viajeros fue en cualquier caso verdaderamente
diminuto.
- Tenemos
sin embargo que diversas fuentes aseguran que ya en 1518 había llegado
la viruela a América en un barco Portugués que traficaba con esclavos y
material de contrabando. Esta rapidez en la llegada de la enfermedad y
por añadidura con estos condicionantes, me resultan verdaderamente
difíciles de creer. Me parece que se debería poner en duda todo el
asunto. Pero sigamos.
- Según
la descripción historiográfica no sólo llegó tan rápido, sino que en
dos años había adquirido carácter epidémico en la región y era la
causante de millones de muertos a centenares de kilómetros del puerto
que inició el foco de diseminación. ¿Cómo es esto posible en una
sociedad en la que los viajes se realizaban sin animales de tiro? Si en
Europa con rutas comerciales seculares, viajes a caballo o en barco no
avanzaba tan rápido ¿cómo es esto? A pie y con viruela no se llega muy
lejos y a través de objetos el contagio es difícil, por lo que la
historia se vuelve totalmente increíble.
- Respecto
a la repercusión en mesoamérica, he leído autores que indican a
principios del siglo XVI una pérdida de población cercana al 90% en
menos de cincuenta años y plantean una asociación cronológica con brotes
de viruela que se suceden en el tiempo en intervalos de unos 6 años en
algún caso. Si la cronología es poco verosimil, esa mortalidad es
verdaderamente marcianesca. Durante las oleadas epidémicas la incidencia
acumulada podría ser quizás del 10%. Aún si fuera mayor e incluso
superior a la de la gripe, si de este porcentaje se muere el 30% la
cantidad de fallecidos en cada oleada debería debería ser una fracción
pequeña del total que es incompatible con la muerte del 90· de la
población en 50 años durante los cuales cabría esperar como mucho 4
brotes epidémicos.
- Es
decir, si la viruela llegó a América cuando dicen y tal como lo dicen
algunos autores, deberíamos replantearnos la virología y la
epidemiología de los libros de texto de medicina, porque lo que nos
cuentan resulta totalmente incongruente. Si llegó y generó algún grado
de deterioro poblacional o dificultades sociales que influyeron en la
evolución de hechos…mmmhh, eso es algo más factible, pero aún me resulta
difícil de aceptar sin que existieran circunstancias especiales (y no
me vengan con tonterías de que los españoles iban a caballo y violaban a
troche y moche, seamos adultos por favor). Hasta la fecha no conozco
ninguna prueba paleopatológica que apoye lo de la viruela y las
descripciones de la época debieron ser proporcionadas por personas sin
conocimientos de medicina, por lo que no entiendo muy bien por qué se da
por cierto este relato.
-
Ver el resto de las consideraciones aquí: https://leyendanegracontraespana.quora.com/Fue-una-epidemia-de-viruela-o-de-cocolitzli-la-que-asol%C3%B3-a-Tenochtitlan-en-el-momento-que-estaba-asediada-por-los-espa%C3%B1 Lo más importante es que es muy difícil que la viruela provocara mortalidades del 90% (salvo en casos que se diera en poblaciones de forma súbita, con familias en las que todos enfermaran a la vez y no pudieran cuidarse entre sí, lo cual es casi imposible porque como ya se ha dicho la viruela avanza lentamente) y que los españoles no tenían inmunidad natural a la misma pasados unos años de haberla sufrido.
Pero cada vez hay más consenso en que lo que sufrió Tenochtitlan fue salmonella: https://elpais.com/elpais/2018/01/15/ciencia/1515997924_751783.html
En el enlace de leyenda negra, también se puede leer al respecto.
Por supuesto hay que añadir que los nativos sufrían de sus propias enfermedades infecciosas, tales como la propia salmonella. En este estudio se recogen algunas: https://www.redalyc.org/pdf/112/11202107.pdf