Cuando se habla de la bajada de población indígena en América, hay otro problema añadido en el que no solemos reparar.
Estas estimas se hacen desde un punto determinado en el tiempo, el nadir, el momento en el que los censos registran la población más baja hacia atrás, generalmente usando más la pura ingeniería numérica (principalmente de dos formas diferentes, interpretando los censos como quieren y haciendo suposiciones sobre el porcentaje de mortalidad de las epidemias) para calcular la población precolombina, que por la magia de los números siempre se tendrá por su punto más alto.
Una estima, además, extiende su área de cálculo a una determinada zona más amplia a partir de datos dispersos y que no abarcan a toda la comarca.
Pero cuando hablamos de América entera, hay que concatenar varias estimas, y ahí tenemos otro problema. Al ir de nadir a cénit, cada estima comienza (o termina, mejor dicho) en un determinado año que no coincide con otras.
Y aquí entra un nuevo nivel de ingeniería numérica, la interpolación y extrapolación de números.
O sea, que unas estimas acaban en 1670, otras en 1765, etc. La ingeniería numérica pretende reunirlas todas en una sola, usando unos sistemas en los que, de nuevo, se realizan suposiciones arbitrarias.
Por supuesto, está el tema del mestizaje, de los indígenas que se consideraban culturalmente mestizos, o lo que fuera. Pero nada de esto tienen en cuenta estas estimas.
Pero lo más interesante es que cuando dice que "murió" el x% de la población en un siglo, lo que hay son estimas para un siglo, otras para 120 años, otras para 60 años, etc, que por ingeniería numérica se han unificado.
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